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martes, 26 de marzo de 2019

EDITORIAL, "Macri vs. Macri":


Dijo Séneca que “Ningún viento es favorable para quien no sabe donde va”. 

La política es un arte, es el arte de conducir los pueblos. 

Como todo arte es positivo, constructivo y renovador de esperanza. 

Entonces debemos colegir que "Mauricio Macri" no entiende nada del arte de la política. 

Sabe de negociados donde el Estado es el que pierde. No hay empresa que haya integrado que no fuera proveedora del Estado y siempre podemos encontrar rastros de corrupción. 

Pero no es su culpa, la culpa la tuvo su padre que siempre tuvo que participar de la corrupción por necesidad. 


Sabe de componendas, como las que usó para enganchar en esta debacle a un sector de la UCR que sufre el síndrome de la heladera vacía. 

Sabe de espionaje y de aprietes, con tipejos como Arribas, Stornelli, D’Alesio y compañía. Sabe de dar órdenes a empleados que dependen de un mendrugo, aunque ese mendrugo sea millonario. 

Sabe muchas cosas, menos bailar, cantar y hacer política. 

Pero el que sabe, sabe y el que no… es jefe. 

Entonces Durán Barba (sabio en el engaño, la contracara de la política) escribió el relato del siglo, tomó los hilos de la historia y manejó los títeres del staff público. Su peón de brega, un joven ambicioso y sin prejuicios, llamado Marcos Peña convenció a algunos por algún tiempo que si permitían la sodomización el cielo de los giles se abriría para toda la eternidad. 

Y lo que en la jerga callejera sería “de boludos” se propagó por los medios masivos de comunicación como la verdad de las verdades, “porque si estamos mal a largo plazo estaremos mejor…” los sobrevivientes, o sea ellos. 


Así la brecha preexistente, se agrandó como parturienta para expulsar al pueblo de toda consideración. 

“Mientras exista CFK habrá futuro”, dijo Durán Barba y Macri y Marcos Peña se encargaron de ponerla siempre al frente de la oposición. 

Claro que a muchos les conviene esta brecha, los pone en el ring aunque los caguen a bollos, porque de eso se trata de tener los bollos y las 4x4. 

Cualquier otra consideración sería una amenaza para la “gobernabilidad”, como si la gobernabilidad fuera un atributo divino, donde el interés del pueblo debe subordinarse ante el altar demoliberal de un gobierno lleno de ineptos y corruptos. 

Como Sodoma y Gomorra, si hubiese un solo justo en este gobierno podríamos salvarlo de la hoguera, pero ya conocemos la historia, no quedó ninguno. 

Heidi vendría a ser Rut convertida en estatua de sal. Pero la espada flamígera de los exaltados no sirve para restañar las heridas, tremendas, que estos años de desgobierno, han dejado en una sociedad que de tanto no poder comprender se levanta contra si misma en esta grieta inventada para beneficio de unos pocos. 

Aparecen otros elementos en juego. 

Roberto Lavagna es el jugador impensado. Y tuvieron que tenerlo en consideración, aun antes de saber si juega o no. 

El casi 55 por ciento que no se engancha en la brecha espera su revelación. 

El mejor indicativo de que Roberto Lavagna es impensado para los del relato del apocalipsis, es el ataque del gobierno que de pronto se acuerda de todo el pasado, aún el que no corresponde. 

Hay una gran esperanza. Si se comprende que los argentinos, como dijera alguna vez Ortega y Gasset, vayamos a las cosas. 

Y las cosas son no prestarse a los cantos de sirenas, apoyar a los mejores y capaces y comprometerse en cerrar la brecha, porque ningún argentino debe ser enemigo de otro argentino.



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Artículo revisado: EDITORIAL, "Macri vs. Macri": Clasificación: 5 Revisado por: Cadena Noticia Sur