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viernes, 7 de septiembre de 2018

"El Cantor de Orquesta…hoy el Tano Fiorentino":


Hoy recordamos a un querido y popular artista, destacado en la década del ´40, prototipo del cantor de orquesta que en esos años eran estribillistas.

Al pensar en Fiorentino automáticamente lo asociamos a la figura de Aníbal Troilo dónde la "dupla" orquesta-cantor, era un ensamble perfecto dónde ambos se lucían, invitando con su ritmo a que los milongueros se sumen a la pista demostrando con sus pasos, el arte de bailar.

Pero es lindo recordar un poco de su historia personal y comenzaremos por sus progenitores, la pareja conformada por Ana y Miguel Fiorentino que llegaron de Italia en un gris día otoñal a Buenos Aires en busca de trabajo y ansias de vivir dignamente conformando una gran familia, tuvieron nueve hijos.

Francisco era el séptimo de los nueve hermanos y nació un 23 de Septiembre de 1905 en el histórico y tradicional barrio de San Telmo, su infancia transcurrió en dicho lugar.

Como muchos otros cantores de nuestro Tango, al ser su familia de condición muy humilde, no pudo terminar sus estudios primarios y a los doce años comenzó a trabajar para ayudar a sus padres, pero eso no era obstáculo para recrearse cantando canzonetas aprendidas en el seno familiar.

Su hermano Vicente que era violinista, le regaló un bandoneón y cierta vez comentó:

* “Para mi hermano el bandoneón resultó el más deslumbrante de los juguetes, y no bien lo tuvo en su poder olvidó todos sus juegos infantiles para entregarse de manera absorbente a su aprendizaje. Yo le di las primeras lecciones, que Francisco asimiló maravillosamente, hasta el punto que, a pesar de su corta edad, meses después ya era un excelente ejecutante” *.

A pocas cuadras de dónde vivían estaba la casa de un eximio ejecutante de bandoneón Minotto Di Cicco, conoció a Francisquito y reforzó su aprendizaje en dicho instrumento.

Los hermanos Fiorentino, comenzaron a realizar presentaciones en cafés y cines de los barrios, alternando con esporádicas presentaciones en radio donde Francisco además de tocar el bandoneón, cantaba.

Minotto que era el primer bandoneón de la orquesta de Francisco Canaro, lo recomienda y así es como ingresa con “Pirincho” a su famosa orquesta, como ejecutante de bandoneón, pero al poco tiempo sabiendo su cualidad de cantor le permite ser estribillista.

A partir de ese momento, comienza a realizar las dos actividades en radio, y participa con otras orquestas: Juan Carlos Cobián, Roberto Zerrillo, Pedro Maffia, Roberto Firpo y Juan D`Arienzo.

Siguieron sus presentaciones con distintas orquestas hasta que llega su gran posibilidad en el año 1937, cuando es convocado para la orquesta de Troilo, y debuta en el mítico cabaret Marabú. 



Los seis años que estuvo bajo la dirección del gordo Pichuco, hicieron que logre una gran calidez interpretativa que supo conmover a su público, convirtiéndose en un hito en la historia de los vocalistas de Tango.

Quedaron grabaciones de gran calidad, de las cuales se destacaron: “Yo soy el Tango”, “Tinta roja”, “Fueye”, “Barrio de Tango”, “Los mareados”, “Gricel” y “El bulín de la calle Ayacucho”, el vals “Temblando” entre otros grandes éxitos!!!.

Una de las grandes satisfacciones de los amantes del Tango era llegar al Marabú en el subsuelo de Maipú al 359 después de la medianoche para disfrutar de un whisky, una copa de champagne, la música de Pichuco y la voz del “Tano” Fiorentino.

Cuando deja la orquesta de Troilo en 1944, forma su propia formación bajo la dirección de Astor Piazzolla con quién graba alrededor de 22 temas, sobresaliendo: “Si se salva el pibe” y “Corrientes y Esmeralda”.

Más tarde se incorpora a la orquesta del maestro José Basso, compartiendo en la misma junto a otro recordado cantor, Ricardo Ruiz. De ese pasaje quedaron grabados once tangos, de los cuales a mi entender sobresalen: “Grisel”, “Tu diagnóstico” y “Mano brava”.

Llega el momento de su viaje al Uruguay, incorporándose al conjunto dirigido por el pianista José Adolfo Puglia y el bandoneonista Edgardo Pedroza. En Montevideo deja grabado tres temas.

Cuando regresa a Buenos Aires comienza a realizar giras por el interior del país, clubes, y presentaciones en fiestas y convenciones privadas.

En 1955 decide viajar a Mendoza y antes de irse dijo:

* “A la vuelta de la gira tengo prometido un laburo que, si se me hace, es lo mejor que me puede pasar: el gordo Pichuco me va a hacer grabar con el cuarteto Troilo-Grela ¿No es una maravilla?” *.

Lamentablemente no pudo ser, porque de regreso a Buenos Aires un 11 de Septiembre a poco de cumplir 50 años, tuvo un trágico accidente con su auto, que al volcar cae en un arroyo de muy poca profundidad, pero debido al golpe queda sin conocimiento, perdiendo la vida de una manera fatal y absurda, murió ahogado.

Quedaron para disfrutar las grabaciones de esos momentos maravillosos de un Buenos Aires tanguero que se rindió ante esa conjunción troileana: el piano inmensamente rítmico de Orlando Goñi, el fueye mágico del gordo, y su voz de Tango, fraseo y de gran emotividad.

Queridos amigos me despido hasta el próximo encuentro tarareando uno de los tangos que fue éxito en su voz: “Yo soy el Tango” de Federico-Expósito.

Soy el Tango milongón

nacido en los suburbios

malevos y turbios.

Hoy, que estoy en el salón,

me saben amansado,

dulzón y cansado.

Pa' qué creer,

pa' qué mentir

que estoy cambiado,

si soy el mismo de ayer.

Escuchen mi compás

¿No ven que soy gotán?

Me quiebro en mi canción

como un puñal de acero

pa' cantar una traición.

Me gusta compadrear,

soy reo pa' bailar,

escuchen mi compás:

Yo soy el viejo Tango

que nació en el arrabal.




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