EDITORIAL, "Vecinos al Descubierto":

Negocio en el centro de Monte Grande, caras largas, habían sufrido un asalto, otro más, "¿que podemos hacer?".

El intendente Gray nos miente, la Policía nos miente, ¿los concejales?... uno peor que el otro.

Los conocemos, no sirven y no quieren servir.

"Estamos desesperados, estamos desesperanzados".

Esto pasa a diario, pero se repite, se repite y se repite!!!.

Cuando uno echa la culpa a otros, todos tienen la culpa. Los que están, los que se fueron y... los que vendrán.

La Policía culpa al intendente, el intendente a la Gobernadora Vidal y el concejal dice yo no fui.

El vecino asaltado, el familiar de la víctima, todos dicen: "Tenemos que juntarnos, esto no puede seguir así", pero la cuestión no pasa de una catarsis.

Puteamos, lloramos y nos arrojamos cenizas a la cabeza, LISTO YA ESTÁ.

Por falta de tiempo, por miedo, por desgano, el vecino demora la decisión de aunar voluntades para tratar de cambiar esta historia de horror.

Toda la literatura sobre la seguridad ciudadana concluye en sacar la cuestión seguridad, de la simple represión, invoca a la necesidad de actuar sobre las verdaderas causas de la inseguridad, actuar sobre las subculturas y los negocios que llevan a la inseguridad en todos sus órdenes.

La represión siempre viene después, cuando viene.

La represión tiene como artífices fundamentales a la Policía, a los jueces y al servicio penitenciario.

La crónica diaria indica que son poco confiables.

Policías corruptos, narcos o directamente delincuentes (no todos pero siempre son muchos), la puerta giratoria de los juzgados y las fiscalías (no todos pero siempre muchos) y si llegan a la cárcel, entra en acción el negativo de nuestra Constitución que pretende la socialización del reo.

Ante este perverso sistema, los vecinos estamos al descubierto.

Nos cazan de a uno, primero el ladrón o el asesino, si sobrevivimos nos agarra el político de turno, finalmente la desesperanza que nos deshumaniza y terminamos siendo los peores enemigos de nosotros mismos.

Qué tal si invitamos a nuestro vecino a reflexionar sobre la posibilidad de JUNTARNOS para que el sistema perverso sepa que no le resultara fácil cazarnos, porque el PUEBLO se une para defender sus derechos.

NO a la catarsis, SÍ a la acción.