Tener que escribir sobre el maestro Leopoldo Federico, me hace evocar las visitas que realizaba en su oficina de la Asociación Argentina de Intérpretes (A.A.D.I.), institución que presidía, dónde me invitaba a tomar un rico café, encendía mi grabador y comenzaba a escucharlo hablar sobre sus vivencias en la música, y se lo notaba muy feliz al hacerlo:
"Es una cosa mía con la vida musical, que Dios me ayudó del primer momento, he tocado con las mejores orquestas, que deseé tocar toda mi vida, casi con todas me ha pasado, trabajar con gente que admiré y respeté, no puedo dejar de decir esto".
"Yo de pibe era hincha de Miguel Caló, cuando Maderna se desvinculó de la orquesta de Caló, y me llamaron para integrar su orquesta, fue como que me (saqué la grande), aparte tocábamos el repertorio con los arreglos que eran de Maderna al principio; después escuchaba la orquesta de Alfredo Gobbi y dije ¡qué orquesta, qué Tango puro!!!, y estuve con la orquesta de Gobbi, y me tocó estar con Di Sarli, con Salgán, con el octeto de Piazzolla; entonces cada vez que hago un repaso al lado de la gente que me tocó estar, tengo que agradecerle a la vida, hasta el final de mi vida por haber elegido esta profesión y el instrumento que toco".
Al recordar estos comentarios suyos, es importante destacar, la gran humildad de los virtuosos que tenía, tanto en la música como en la vida, y esa gran sensibilidad interpretativa, completando con su gran obra como compositor que lo distinguió entre los mejores músicos de su generación.
Mientras escribo, me parece verlo con su orquesta en el palco del histórico Viejo Almacén de Rivero, cerrando cada noche el espectáculo y escuchar al público pararse de pié para aplaudirlo.
Alguna vez me comentó sobre su orquesta y sobre los músicos que la integraban, que a pesar de que ya no eran tiempos de labor continua, cada vez que salía una actuación, los convocaba con la anticipación debida, y todos asistían, que era realmente un “milagro”, porque muchos de ellos tenían sus compromisos de trabajo, sus propias formaciones, pero les encantaba volver a actuar juntos, y con la misma adrenalina de un debut.
De su asociación con el recordado guitarrista, Roberto Grela, formaron el Cuarteto San Telmo, rememorando el Cuarteto Troilo-Grela, pero con un estilo propio, y dejaron inolvidables registros: “Amurado”, “A la guardia nueva”, “A San Telmo”, “El pollo Ricardo” entre otros!!!.
También dejaba su mensaje a los jóvenes músicos:
"Un voto de ayuda, de apoyo a la gente joven, que no se desilusionen, que el Tango está en mano de ellos, porque nosotros ya estamos medio de paso en esto, pero ellos tienen la responsabilidad de que el genero no muera", exclamaba.
Al recordar estos comentarios suyos, es importante destacar, la gran humildad de los virtuosos que tenía, tanto en la música como en la vida, y esa gran sensibilidad interpretativa, completando con su gran obra como compositor que lo distinguió entre los mejores músicos de su generación.
Mientras escribo, me parece verlo con su orquesta en el palco del histórico Viejo Almacén de Rivero, cerrando cada noche el espectáculo y escuchar al público pararse de pié para aplaudirlo.
Alguna vez me comentó sobre su orquesta y sobre los músicos que la integraban, que a pesar de que ya no eran tiempos de labor continua, cada vez que salía una actuación, los convocaba con la anticipación debida, y todos asistían, que era realmente un “milagro”, porque muchos de ellos tenían sus compromisos de trabajo, sus propias formaciones, pero les encantaba volver a actuar juntos, y con la misma adrenalina de un debut.
De su asociación con el recordado guitarrista, Roberto Grela, formaron el Cuarteto San Telmo, rememorando el Cuarteto Troilo-Grela, pero con un estilo propio, y dejaron inolvidables registros: “Amurado”, “A la guardia nueva”, “A San Telmo”, “El pollo Ricardo” entre otros!!!.
También dejaba su mensaje a los jóvenes músicos:
"Un voto de ayuda, de apoyo a la gente joven, que no se desilusionen, que el Tango está en mano de ellos, porque nosotros ya estamos medio de paso en esto, pero ellos tienen la responsabilidad de que el genero no muera", exclamaba.
Leopoldo Federico habló sobre Julio Sosa:
"Cuando Julio Sosa me dijo de que hiciera los arreglos musicales con la orquesta para acompañarlo, primero dudé, porque yo tenía ya formada mi orquesta y compromisos, pero al final acepté, y sinceramente, fue tal el éxito obtenido, que no parábamos de trabajar!!!".
Es indudable, que el binomio Leopoldo Federico-Julio Sosa fue un total éxito, que por suerte dejaron calificadas grabaciones dónde podemos mencionar:
“Siga el corso”, “Madame Yvonne”, “El último café”, “Nunca tuvo novio”, “Qué falta que me haces”, “Milonga del 900” entre otros importantes títulos!!!.
Por su orquesta pasaron las voces de Carlos Gari, Roberto Ayala, Aldo Fabré, Mariano Leyes, Carlos Alcorta.
De su obra como compositor podemos mencionar: “Capricho otoñal”, “Cabulero”, “Sentimental y canyengue”, “Alma de Tango” y muchos mas.
El privilegio de tener cálidas charlas con este gran maestro, me inspiró un día en escribir una letra para regalarle un Tango en su homenaje, que lo terminé con la colaboración del maestro Oscar Fresedo.
Una tarde me dirigí a su despacho, y llevé la partitura, comentándole que lo grabaría, quedó emocionado con el Tango, y me dijo:
- ¿Querés que te acompañe en la grabación?- , yo no podía creer lo que había escuchado, en ese momento la emocionada era yo!!!.
Así fue, el día de la grabación estuvo puntual en el estudio, demostrando a las claras la gran profesionalidad y respeto por todo lo que hacía, todo un ejemplo.
Por suerte pude llegar a tiempo con el compacto terminado para entregárselo, lo presenté en agosto del 2014, y el 28 de diciembre de ese mismo año, el maestro partió de este mundo, imagino debe estar “allá arriba” en la mesa de un café charlando de Tango, con Príncipe, Laurenz, Maderna, Grela, Troilo, Caló, Salgán y Piazzolla!!!.
Me despido de ustedes, hasta el próximo encuentro cantando, “A Leopoldo Federico”:
Así fue, el día de la grabación estuvo puntual en el estudio, demostrando a las claras la gran profesionalidad y respeto por todo lo que hacía, todo un ejemplo.
Por suerte pude llegar a tiempo con el compacto terminado para entregárselo, lo presenté en agosto del 2014, y el 28 de diciembre de ese mismo año, el maestro partió de este mundo, imagino debe estar “allá arriba” en la mesa de un café charlando de Tango, con Príncipe, Laurenz, Maderna, Grela, Troilo, Caló, Salgán y Piazzolla!!!.
Me despido de ustedes, hasta el próximo encuentro cantando, “A Leopoldo Federico”:
Yo comprendo Leopoldo tu cansancio.
Tabarís, Tibidabo y muchos más.
Junto a Gobbi a Grela y desde el piano
junaban de reojo Maderna con Salgán.
Tabarís, Tibidabo y muchos más.
Junto a Gobbi a Grela y desde el piano
junaban de reojo Maderna con Salgán.
Lo veo a Antonio Príncipe a tu lado
inmortal, de un pasado sin igual.
Y recuerdo que venías para el centro
Pugliese la rompía, allá en el Nacional.
inmortal, de un pasado sin igual.
Y recuerdo que venías para el centro
Pugliese la rompía, allá en el Nacional.
Tocá un tango más...
para los locos de las puertas sin salidas
gambeteando las veredas desparejas,
buscando eternidad en las esquinas.
para los locos de las puertas sin salidas
gambeteando las veredas desparejas,
buscando eternidad en las esquinas.
Tocá un tango más...
será un mensaje al mar en la botella
con perfume de malvones y glicinas
y un bandoneón, brillando en una estrella.
será un mensaje al mar en la botella
con perfume de malvones y glicinas
y un bandoneón, brillando en una estrella.
Tocá un tango más...
para nosotros que aplaudimos sin sordinas.
¡Hermano mío!, tocá un tango más.
Un tango más... sin final...
para nosotros que aplaudimos sin sordinas.
¡Hermano mío!, tocá un tango más.
Un tango más... sin final...
Federico. Leopoldo nacarado
tu talento nos hace emocionar.
Inventaron los duendes de los fueyes
que vuelen de tus manos palomas de bondad.
Del filo de una simple melodía
vos hacés que se vuelva celestial.
Y recuerdo que venías para el centro
tu talento nos hace emocionar.
Inventaron los duendes de los fueyes
que vuelen de tus manos palomas de bondad.
Del filo de una simple melodía
vos hacés que se vuelva celestial.
Y recuerdo que venías para el centro
Pugliese la rompía, allá en el Nacional.
0 comentarios :
Publicar un comentario