De los 64 muertos, 60 serían civiles presuntamente vinculados al narcotráfico y 4 agentes de seguridad.
Según reportes de medios locales y declaraciones del Gobernador Cláudio Castro, los integrantes del Comando Vermelho montaron barricadas, incendiaron vehículos y atacaron con armas pesadas, incluso utilizando drones artillados para resistir la intervención policial.
La Policía Civil informó que se incautaron más de 50 fusiles de asalto y una cantidad de drogas.
El despliegue incluyó 2.500 agentes, bloqueos de calles y cierre de escuelas, afectando la circulación de más de un centenar de líneas de colectivos y obligando a suspender algunas actividades de la Cámara Municipal.
El objetivo declarado es detener a los cabecillas del CV y frenar la expansión territorial de la banda en Río, donde mantiene su centro de operaciones, aunque también tiene presencia en otras regiones de Brasil, especialmente en la Amazonía.



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