El gasto diario promedio por turista fue de $89.000, apenas un 4,8% superior al año pasado en términos reales, mientras que la estadía media bajó a 3,9 días.
En comparación con el 2023, la caída es aún más pronunciada: un 21,5% menos de personas viajaron y la duración promedio de los viajes se redujo un 13,3%.
Desde CAME señalaron que "la menor presencia de turistas internacionales, el contexto económico y un clima más frío y lluvioso que el habitual influyeron negativamente".
A esto se sumó una marcada tendencia al turismo en el exterior: durante el Hot Sale de mayo, más de la mitad de las ventas fueron para destinos fuera del país, y el INDEC confirmó un incremento del 67% interanual en los viajes internacionales en el primer cuatrimestre del año.
A pesar del contexto, los destinos más elegidos dentro del país fueron: Bariloche, Puerto Iguazú, los valles y sierras cordobesas, Ushuaia, San Martín de los Andes, Villa La Angostura, Mendoza, Salta, El Calafate, y los complejos termales de Santiago del Estero y Entre Ríos.
Sin embargo, quienes viajaron al interior lo hicieron motivados principalmente por ofertas y promociones.
El escalonamiento de las vacaciones escolares permitió una mejor distribución del turismo durante julio, pero no logró revertir la baja en la ocupación hotelera.
Según la Asociación de Hoteles de Turismo de la República Argentina (AHT), la primera semana alcanzó un 46% de ocupación a nivel nacional, mientras que en la segunda cayó al 37%.
Por último, la actividad turística siguió dando señales de alarma: a pesar de algunas expectativas optimistas iniciales, el sector ya venía golpeado por fines de semana largos con baja convocatoria y por una pérdida sostenida de empleo, con un promedio de 10 puestos menos por día.
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