Todo empezó con una fuerte discusión en su casa en San Pablo, los padres llamaron vagabundo al adolescente y le quitaron el celular, lo que le impidió presentar un trabajo escolar.
Eso generó la ira del chico, quien se apoderó del arma de su padre, que trabajaba como guardia municipal.
Al parecer, cuando no había nadie en la casa, primero el menor probó el arma contra la cama de sus padres y después se sentó a esperarlos.
Ya con su familia en la vivienda, el chico mató a su padre de un tiro en la nuca.
Cuando su hermana preguntó desde el segundo piso sobre el ruido, el adolescente subió, entró a su cuarto y le disparó en la cara.
La madre gritó al ver el cuerpo de su esposo en el piso y en ese momento su hijo le pegó tiro en la espalda.
"Al día siguiente tomó el cuchillo y apuñaló a su madre porque todavía estaba enojado", reveló un jefe policial al medio g1.
Según fuentes de la causa, el menor contó que "solo había planificado asesinar a sus padres y no a su hermana, pero terminó haciéndolo para que no quedara testigo".
El victimario pasó dos días con los cadáveres en su casa, realizando actividades cotidianas como ir a la panadería.
Finalmente, llamó a la Policía y confesó los crímenes.
Al llegar a la casa, los agentes encontraron los cuerpos de Isac Tavares Santos (de 57 años), Solange Aparecida Gomes (de 50 años), y Leticia Gomes Santos (de 16 años), en estado de descomposición.
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