Hace 10 años, el argentino "Jorge Bergoglio" se convertía en el "Papa Francisco":

Tal vez pasen miles de años hasta que el mundo vuelva a tener a un Papa argentino.

Ese 13 de marzo del 2013, el mundo entero y toda la grey cristiana recibieron la noticia inesperada.

Tras varias fumatas negras, el cónclave celebrado en la Capilla Sixtina, contigua a la basílica de San Pedro; finalmente lanzó el ansiado humo blanco signo inequívoco del nombramiento de un nuevo Papa de la Iglesia Católica Apostólica Romana.

Luego de los largos y tradicionales preparativos de rigor, el camarlengo se asomaba a los balcones pontificios y anunciaba "Habemus Papa".

Fue el porteño "Jorge Bergoglio" el elegido, el argentino que (según sus propias palabras) llegaba desde el "fin del mundo".

La sucesión del renunciante Benedicto XVI estaba consumada, y a partir de allí, comenzó el peregrinar de un Sumo Pontífice que a lo largo de estos primeros diez años de reinado supo cosechar el respeto y el cariño generalizados de gran parte de los máximos líderes mundiales, como así también no pocas polémicas en torno a las acciones de su papado.

El nombre elegido fue el de Papa Francisco, para convertirse en el líder número 266 de la Iglesia.

Hace unos días, Francisco habló sobre la posibilidad de visitar la Argentina por primera vez como Papa.

"Yo quiero ir a la Argentina", manifestó el Pontífice.