Los cuerpos sin vida fueron encontrados por la dueña del hostel.
Después de las primeras pericias forenses se determinó que llevaban al menos 48 horas muertos.
La primera inspección arrojó que los jóvenes se encontraban en una habitación sin ventilación de seguridad, con una garrafa y un calefón sin salida al exterior.
El fiscal a cargo de la causa notificó a las familias lo sucedido y comenzó con las primeras entrevistas para recabar más información sobre los hechos acontecidos.
La autopsia reveló que las muertes se habían producido por inhalación de monóxido de carbono.
Tanto los dueños de la posada como su hijo están imputados por "Homicidio Culposo Agravado por la Cantidad de Víctimas), aunque siguen el proceso en libertad.
Así lo informó el Ministerio Público de la Acusación (MPA), los imputados se abstuvieron de declarar.
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