Goya era sordo. Esto no es ninguna novedad. Nadie fue más sordo que Goya al siglo XIX, pese a haber cumplido en él casi tres décadas y haber sobrevivido a sus feroces guerras.
Se quedó sordo de verdad cuando amanecía la centuria, pero no ciego.
Y se convirtió en un visionario. Ese hombre cabal, lúcido y baturro gestó las pesadillas que creemos tan nuestras afincado en un Versalles provinciano y en una Ilustración de pueblo.
La dieciochesca y acanallada España que le tocó vivir le valió para todo y para nada. Su tozudez y brío fueron su patrimonio; con tales alforjas saltó desde su infancia hasta la infancia de las vanguardias, que en el siglo XX lo reivindicaron como maestro.
Nadie se explica aún ese raro fenómeno: fue un pintor y un profeta solitario venido desde antiguo hasta ahora mismo sin pasar por la historia.
Lo que sí es menos conocido es que su sordera dio el puntapié que el regente Godoy impulsara la creación de la primera aula para sordos en España.
Lo que sí es menos conocido es que su sordera dio el puntapié que el regente Godoy impulsara la creación de la primera aula para sordos en España.
Y es curioso que tuviera que ser la lesión de un pintor real la que motivara este hecho porque el primer alfabeto para sordos lo inventó un español, Juan Pablo Bonet (1573-1632), en 1620.
Los historiadores Antonio Gascón y Ramon Ferrerons realizaban un estudio sobre Bonet cuando toparon con datos referentes a una lámina de Goya que representa de forma didáctica un alfabeto manual y que, en su opinión, permite reconstruir la evolución del lenguaje para sordos en España.
"Se pensaba que esta lámina era un estudio artístico de manos, pero de hecho se trata de un dibujo pedagógico para enseñar a comunicarse con las manos", afirma Gascón.
"Se pensaba que esta lámina era un estudio artístico de manos, pero de hecho se trata de un dibujo pedagógico para enseñar a comunicarse con las manos", afirma Gascón.
El hecho de que en este dibujo el artista indique en algunos signos con trazo grueso el movimiento de arco de círculo preciso para expresar otro signo demuestra su finalidad didáctica.
La lámina, realizada en tinta sepia sobre fondo ocre.
"Se habla de la sordera de Goya como si fuera la falta de un dedo o algo parecido, pero es algo muchísimo más grave, agudizado por la situación de la época", comenta Ferrerons, que recuerda que la mayoría de sordos eran tratados generalmente como locos y no tenían acceso a ningún tipo de educación, ni siquiera la religiosa.
"Se habla de la sordera de Goya como si fuera la falta de un dedo o algo parecido, pero es algo muchísimo más grave, agudizado por la situación de la época", comenta Ferrerons, que recuerda que la mayoría de sordos eran tratados generalmente como locos y no tenían acceso a ningún tipo de educación, ni siquiera la religiosa.
"Esta lámina demuestra que Goya conocía el lenguaje de las manos".
El artista enfermó hacia 1792, un año antes de iniciar su conocida serie de grabados Los caprichos, y de resultas le quedó una sordera profunda y permanente.
El artista enfermó hacia 1792, un año antes de iniciar su conocida serie de grabados Los caprichos, y de resultas le quedó una sordera profunda y permanente.
En marzo de 1794, Goya escribió en una carta a su amigo Zapater que en una reciente reunión con Godoy éste había aprendido a hablar (por la mano) para poder comunicarse con él.
De hecho, la sordera de Goya animó a Godoy a interesarse por los problemas de los sordomudos y en 1795 se destinó un aula para la enseñanza de sordomudos, y en 1802 se abrió para ellos el primer colegio.
Durante estos años aparecen diversos elementos que dan cuenta de la gravedad de la sordera de Goya, que, le obligó a renunciar a la dirección de pintura de la Real Academia de San Fernando.
Goya dibujó esta lámina, titulada Las cifras de la mano, en 1812 en la residencia de los duques de Alba.
Goya dibujó esta lámina, titulada Las cifras de la mano, en 1812 en la residencia de los duques de Alba.
La lámina es importante porque permite ver la evolución de las letras y realizar un estudio cronológico de su evolución.
Hay que tener en cuenta que se trata de un alfabeto manual que representa letras, a diferencia del de signos, que expresa ideas o palabras.
Los historiadores creen que es muy probable, aunque no se ha demostrado, que Goya acabara adoptando el lenguaje de signos por ser más rápido.
Francisco de Goya nació en el año 1746, en Fuendetodos, localidad de la provincia española de Zaragoza,
La historia ha especulado en múltiples ocasiones sobre cuál fue la enfermedad de Goya.
La historia ha especulado en múltiples ocasiones sobre cuál fue la enfermedad de Goya.
Los médicos (fue atendido por los mejores facultativos del momento) no coincidieron en cuanto al diagnóstico.
Algunos achacaron el mal a una enfermedad venérea, otros a una trombosis, otros al síndrome de Menière, que está relacionado con problemas del equilibrio y del oído.
También, más recientemente, se ha creído que podía haberse intoxicado con algunos de los componentes de las pinturas que usaba.
El maestro murió en Burdeos, hacia las dos de la madrugada del 16 de abril de 1828, tras haber cumplido ochenta y dos años, siendo enterrado en Francia.
En 1899 sus restos mortales fueron sepultados definitivamente en la ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid, cien años después de que Goya pintara los frescos de dicha iglesia (1798).
Goya nos pinta claramente, que cuando uno quiere NADA ES IMPOSIBLE.
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