En su discurso a la Curia Romana, el Papa Francisco reiteró el compromiso de la Iglesia de erradicar los abusos contra los menores y exigió a quienes hayan cometido estos delitos a convertirse, entregarse a la justicia humana y prepararse para la justicia divina, pues Dios "nunca olvida el sufrimiento" experimentado por las víctimas.
El Papa insistió que ante “estas abominaciones” está claro que la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes e insistió que la Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso.
El Pontífice reconoció que es innegable que algunos responsables, en el pasado, por ligereza, por incredulidad, por falta de preparación, por inexperiencia podemos juzgar el pasado con la hermenéutica del pasado o por superficialidad espiritual y humana han tratado muchos casos sin la debida seriedad y rapidez.
Esto nunca debe volver a suceder, esta es la elección y la decisión de toda la Iglesia, remarcó.
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