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sábado, 17 de noviembre de 2018

Tradición, Verdad y Memoria:


Señores de "CNS", necesitamos de su prestigioso "medio de comunicación" para llegar a toda la comunidad.


La Hispanidad es como una GRAN FAMILIA, aunque hoy tengamos una mayoría de brutos, algunos malos y pocos buenos. 

Y como en toda familia actual, terminó ensamblándose en un montón de ideologismos. Negarlo es entregarse a la categoría de los necios, con nociones desentendidas con la realidad. Si bien tuvimos una raíz nuclear-cultural y un tronco original; hoy se articula de acuerdo a los parámetros del neo-relato, a construcciones por derecha como por izquierda. 

Desde los liberales a la progresía confluyen en este ensamblaje post-hispanista. Ya no es el Reino de España la dadora de nuestra culturalidad; también asumen un papel creacionista, o evolucionista, la Escuela de Frankfurt y sus derivados. 

Todos revolcados en un merengue, en el mismo lodo todos manoseaos. De los cambalaches se nos ha mezclado la vida… Ya no hay conducción hacia la unidad posible en este maremágnum ideológico, porque aparenta ser inverosímil toda unidad de concepción. 

Hablar de Hispanidad es pelearse por aceptar o negar una definición en el diccionario ideologizante… Cada uno ha tomado un pedazo de la nada y formado su “rancho aparte”, al que llaman Estado, y se multiplicaron como piezas de rompecabezas, y cada una de esas piezas-rancho va a integrar tableros con diseños contradictorios con tal de obtener migajas económicas del poder dominante. 

Nadie construye política para unificar y organizar criterios que tengan que ver con la Continentalismo. Solo ocupar poder, hasta por una cuestión de vanidad personal. Para llegar a esta situación en este nuevo siglo, antes se debió forzar la desaparición de la TRADICIÓN, como instrumento de VERDAD, base de la IDEOLOGÍA de nuestro pueblo. 

Es decir, la tradición como conciencia de la comunidad que vive el ahora con la MEMORIA cargada de la riqueza de todas sus vicisitudes históricas -costumbres, valores, principios, virtudes, actos, hechos, sucesos, luchas, revueltas, triunfos y derrotas-. 

No nos equivoquemos, esta tradición no es la cultura gauchesca, con sus atuendos y música térrea. Tampoco se trata de una “tradición oral”, sino de una tradición concreta y viva que fructifica con el tiempo, de modo que, conservando su valor, que es la verdad como ideología del pueblo, irá generando su propio CONDUCTOR, que es aquél que la interpretare fielmente en cada época. 

Un ejemplo, la Doctrina Justicialista hizo carnadura en su pueblo. Porque fue la más fiel intérprete de la voluntad del pueblo trabajador Argentino. 

Justicialismo y pueblo fueron comunión en un mismo propósito, la felicidad de su pueblo. Ni liberales ni socialistas lograron entender esto. 

La “memoria” es un dispositivo trascendental para la tradición, así como para el hombre individual; por el contrario, la falta de memoria como así constituye un grave síntoma de rigidez mental, de esclerosis en el hombre; para una comunidad es el extravío de su rumbo en su realización plena e integral. Y para la Hispanidad es la ruptura de la Unidad de Concepción de la que necesita. 

La importancia de la memoria, la tradición y la verdad es decisiva para el predicante Hispanista porque, dado que la prédica de nuestra Doctrina de unidad Hispana, que nos llega por medio de la vida de la militancia, por nuestra historia y por las lecturas que realizamos y que aprendemos, como lo que nos enseñan, no puede estar en contradicción con su significados del presente y su verdad original. 

Cuando consideramos la sucesión de los tiempos durante los cuales ha subsistido este sueños de unidad hispanoamericana, el rigor de las pruebas a que ha sido sometido, los cambios repentinos como grotescos que lo han afectado desde el exterior y en su interior, la incesante actividad mental y los dones intelectuales de sus miembros -los buenos-, el entusiasmo que viene despertando, el furor de las controversias que han surgido entre sus predicadores, la violencia de los asaltos que ha debido resistir (de malos liberales a brutos progresistas)... a pesar de todos estos avatares venimos observando que se está creciendo, estamos resurgiendo como el Ave Fénix, de las cenizas que nuestros enemigos pensaron que éramos. 

Nos revelaron que nuestra VERDAD había muerto, dando paso a una posverdad globalista. Al no haber verdad tampoco hay tradición, porque sin verdad entonces esa tradición es FALSA. 

Y sin verdad y tradición no hay TRANSMISIÓN de nuestro pasado histórico, no hay memoria, dando lugar al relato pos-ideológico. 

Que todo lo envuelve y lo reconstruye. Y sin verdad, sin tradición y sin memoria tampoco hay PUEBLO, porque la verdad y la tradición le dan IDENTIDAD. 

Y en el nuevo relato ideologizante el pueblo pasa a ser clanes sexuales, donde habrá tantas divisiones como la imaginación-sexuante lo permita. 

Se reemplazan nuestras banderas de Justicia Social, por identidad sexual; la Liberación Nacional, por la sexualidad liberada. 

El trabajador por el género sexual. El SER HUMANO como lo conocíamos se extingue. Sin Hispanidad no hay Continente justo y libre. 

Contemplamos a veces, sorprendidos y desorientados, el grado de sufrimiento que llega a soportar el cuerpo humano sin sucumbir. 

Pero tarde o temprano llega el fin. Las fiebres tienen su punto crítico después del cual viene la recuperación o la muerte…en este umbral estamos parados. 
LUIS E. GOTTE 
MAR DEL PLATA 
E-mail: desafiojusticialista@hotmail.com 
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Artículo revisado: Tradición, Verdad y Memoria: Clasificación: 5 Revisado por: Cadena Noticia Sur