Este gran músico que hoy recordamos apareció en las luminarias del Tango, la calle Corrientes en todo su esplendor, los programas de radio que llegaban a todos los hogares transmitiendo a las grandes orquestas típicas y además los clubes barriales dónde la cita era ir a bailar la música de Buenos Aires!!!.
Nacido en Zárate (provincia de Buenos Aires) a orillas del Paraná, un 29 de agosto de 1917 con el nombre de "Armando Francisco Punturero", más adelante elegiría su nombre artístico que quedaría en la rutilante lista de creadores de nuestro Tango... como "Armando Pontier".
De muy niño en su ciudad natal estudiaba guitarra y soñaba con tocar piano, pero su familia era de condición muy humilde y no podían comprar uno. Un día su papá viajó a Buenos Aires y le regaló un bandoneón, quizás fue la "causalidad" como dicen y ese fue el instrumento que lo consagró popularmente.
Estudió bandoneón con el maestro Trizzi y a los doce años debutó en una fiesta escolar en el escenario del Teatro Coliseo de su ciudad natal.
En una de esas fiestas escolares conoció al maestro Juan Ehlert y con él comenzó a estudiar armonía y composición en el conservatorio Iberoamericano, integrando la orquesta de su maestro junto con otros jóvenes que también tendrían una reconocida carrera artística: (Enrique Francini, Cristóbal Herreros y Héctor Stamponi). Después con su mentor llegaron a la capital del Tango, Buenos Aires.
Con el paso de los años Pontier diría:
*"Al Tango no se lo puede explicar. Pero desde ya no es un accidente en la vida de nadie, viene con uno… Al Tango se lo lleva dentro de la piel, por eso los argentinos cuando se encuentran en el extranjero escuchan un Tango y sienten ganas de llorar".
La adolescencia fueron años de sueños y aprendizaje y siempre recordó los primeros tiempos en la gran ciudad con gran afecto. Esos momentos de bohemia, solidaridad, la pobreza de la pensión, la falta de recursos y los proyectos de un incierto futuro que para él fueron más que carencia, un gran estímulo de vida.
Ni el servicio militar le restó tiempo para cumplir con lo que era su gran vocación artística, porque en sus días de franco asistía a ver las grandes orquestas de época.
*"En esa época, con un compañero de la conscripción, aprovechábamos los francos para ver a Aníbal Troilo. En ese momento, estaba Jorge Argentino Fernández en la fila de bandoneones. Los escuchábamos y volvíamos a la noche".
Sus inicios profesionales fueron con la orquesta de Miguel Caló, y eso lo habilitó para sumarse a los grandes maestros de la década dorada del Tango. De ese momento comentaba:
*"Curiosamente, Caló formó una orquesta integrada casi totalmente por provincianos. En ella estuve hasta 1945. De los tres que proveníamos de Zárate, el primero en despertar fue Héctor Stamponi que se fue a México acompañando a Amanda Ledesma".
Un día un amigo le contó que Aníbal Troilo le grabaría un Tango suyo y sobre ese feliz momento alguna vez dijo:
*"Un día, un amigo vino a decirme que Troilo estrenaría mi primer Tango (Milongueando en el cuarenta). Casi me enojé. Le dije que no me hiciera esos chistes porque no me gustaban. Troilo, para mí, era tan grande que no pensaba seriamente en esa posibilidad. Pero era cierto. Cosas como éstas eran de las más lindas que me regaló el Tango. Admirar mucho a un artista y que éste sea condescendiente con uno. El Gordo fue un superdotado y con mucha técnica además".
El 1 de septiembre de 1945 se constituyó la orquesta Francini-Pontier, una de las grandes experiencias musicales de ese tiempo y debutaron en el famoso “Tango Bar” de Corrientes al 1200.
Esa famosa orquesta estaba integrada por Juan José Paez (piano), la fila de bandoneones: Armando Pontier, Ángel Domínguez, Nicolás Paracino y Juan Salomono, en violines: Enrique Francini, Pedro Sarmiento, Aquiles Aguilar y Mario Lalli y Rafael del Bagno en el contrabajo.
Los cantores eran Alberto Podestá y Raúl Berón, pero a lo largo de casi diez años se sumaron a Francini-Pontier las voces de Roberto Rufino, Julio Sosa, Roberto Florio, Luis Correa, Héctor Montes, Pablo Moreno y Mario Lagos. Un verdadero despliegue de talento!!!.
A la prestigiosa orquesta los seguidores las podían apreciar en el Ebro Bar, el Picadilly y al poco tiempo después se abrirán para los músicos las puertas del reconocido Tibidabo. Dejaron a través de diez años aproximadamente 130 grabaciones.
Pertenecen a ese período temas instrumentales memorables como “Chiqué”, “Pichuco”, “Tema otoñal” o “A la guardia vieja”, algunos de ellos creaciones musicales de Pontier.
Pasaron diez años y logra tener su propia formación con grandes músicos y cantores, actuando en Radio Belgrano y en los bailes de carnaval del Centro Astuariano.
En 1963, junto a su ex socio Enrique Francini, y sus antiguos compañeros, Domingo Federico, Alberto Podestá y Raúl Berón, integra La Orquesta de las Estrellas, bajo la dirección de Miguel Caló, siendo pianista de la misma Orlando Trípodi.
Tres años más tarde reconstituyó una vez más su orquesta y comenzaron sus giras por Japón acompañado por los cantores Héctor Darío y Néstor Real. Después organizó un sexteto que actuó algunas temporadas en el Marabú y Radio Municipal. Oscar Ferrari y Carlos Casado fueron sus cantores en esta etapa.
Suma a sus dotes como bandoneonista y director, las de compositor dejando grandes obras, por citar algunas: “Tabaco”, “Trenzas”, “Corazón no le hagas caso”, “Cada día te extraño más”, “Anoche”, “El milagro”, “Claveles blancos”, “El vals soñador”, “Milongueando en el cuarenta”, “Bien criolla y bien porteña” entre otros excepcionales éxitos.
Sobre sus temas decía:
*"El Tango me dio mucho, y siento que nunca se lo voy a poder devolver, sobre todo como compositor. “Qué falta que me hacés” tiene 300 grabaciones por todo el mundo. Y esto no es engrandecer el ego, pero cuando uno llega a un país y lo reconocen, uno se siente empequeñecido porque piensa: ¿Cómo uno anda por acá y esto lo conoce todo el mundo?".
En una entrevista se refirió sobre la juventud:
*"Hay juventud, lo observo cuando trabajo, pero hay que reconquistarla. Sólo hace falta encontrar el motivo que pueda interesar a la gente y recuperar el mercado".
Un 25 de diciembre de 1983 cuando contaba con 63 años tomó la triste y trágica decisión de quitarse la vida.
*"El Tango me dio mucho, y siento que nunca se lo voy a poder devolver, sobre todo como compositor. “Qué falta que me hacés” tiene 300 grabaciones por todo el mundo. Y esto no es engrandecer el ego, pero cuando uno llega a un país y lo reconocen, uno se siente empequeñecido porque piensa: ¿Cómo uno anda por acá y esto lo conoce todo el mundo?".
En una entrevista se refirió sobre la juventud:
*"Hay juventud, lo observo cuando trabajo, pero hay que reconquistarla. Sólo hace falta encontrar el motivo que pueda interesar a la gente y recuperar el mercado".
Un 25 de diciembre de 1983 cuando contaba con 63 años tomó la triste y trágica decisión de quitarse la vida.
Nunca se supo cuál fue el motivo de esa determinación.
El suicidio es siempre un gran misterio… nos queda recordarlo a través de sus grandes obras.
Me despido hasta el próximo encuentro tarareando un Tango de su autoría junto al gran Homero Expósito:
Trenzas,
seda dulce de tus trenzas,
luna en sombra de tu piel
y de tu ausencia.
Trenzas que me ataron en el yugo de tu amor,
yugo casi de blando de tu risa y de tu voz...
Fina
caridad de mi rutina,
me encontré tu corazón
en una esquina...
Trenzas de color de mate amargo
que endulzaron mi letargo gris.
Me despido hasta el próximo encuentro tarareando un Tango de su autoría junto al gran Homero Expósito:
Trenzas,
seda dulce de tus trenzas,
luna en sombra de tu piel
y de tu ausencia.
Trenzas que me ataron en el yugo de tu amor,
yugo casi de blando de tu risa y de tu voz...
Fina
caridad de mi rutina,
me encontré tu corazón
en una esquina...
Trenzas de color de mate amargo
que endulzaron mi letargo gris.
¿Adónde fue tu amor de flor silvestre?
¿Adónde, adónde fue después de amarte?
Tal vez mi corazón tenía que perderte
y así mi soledad se agranda por buscarte.
¡Y estoy llorando así
cansado de llorar,
trenzado a tu vivir
con trenzas de ansiedad... sin ti!
¡Por qué tendré que amar
¿Adónde, adónde fue después de amarte?
Tal vez mi corazón tenía que perderte
y así mi soledad se agranda por buscarte.
¡Y estoy llorando así
cansado de llorar,
trenzado a tu vivir
con trenzas de ansiedad... sin ti!
¡Por qué tendré que amar
y al fin partir!!!.
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