Cantor porteño, con las típicas costumbres que brinda el barrio, la bohemia, la sensibilidad y cordialidad.
Arquetipo recio de códigos priorizados por viejos y entrañables hábitos del arrabal: el villar, el café, los canarios, Platense y los amigos!!!.
Un 29 de enero de 1926 nacía el cantor rubio y de ojos claros, en una humilde casa de Saavedra, noción geográfica que llevaría como un emblema y que no abandonaría jamás.
Su padre murió jóven a los 26 años, cuando él tenía tan solo tres primaveras y así fue como su mamá María Elena Costa, tuvo que ganarse la vida como lavandera, planchadora y costurera.
*"Yo recibí desde el vientre de mi madre la música de su canción; ella me cantaba desde antes de nacer. Podría ser que desde allí me hice cantor"*.
*"Ella buscaba un disco de Gardel, se ponía a cantar y yo le hacía dúo. (...) Los tangos se maman: En la casa, en la calle, en la esquina, en el café"*.
Cuando terminó la escuela primaria, aprendió a escribir a máquina en la famosa Academia Pitman y así obtuvo su primer trabajo en un estudio de abogados.
Pero por las tardes tenía tiempo de jugar con sus amigos, se reunían en una casa quinta dónde proliferaban jilgueros, gorriones, cabecitas negras, quizás por eso sentía amor por los pájaros, una de sus más caras pasiones.
Fanático de Platense, el club de su barrio, no faltó ningún domingo al estadio de Pedraza y Crámer.
Luego de aprender a manejar automotores trabajó con todo tipo de vehículos, inclusive camiones y colectivos, para seguir aportando el pan para los suyos.
Como le encantaba cantar se anotó en concursos y en uno de ellos ganó y el premio fue cantar en la orquesta del violinista Raúl Kaplún, con quién estuvo seis años.
Paralelamente a sus actuaciones con Kaplún, tenía que seguir trabajando como chofer de colectivos, la vida cotidiana le iba enseñando la realidad de la lucha de vivir al día.
En las veladas tangueras del club El Tábano de Saavedra, conoció a Luisa y siendo muy jovencitos se casaron y tuvieron dos hijos: Roberto y Jorge.
Cuando Horacio Salgán buscaba cantor porque Horacio Deval se iba de la orquesta, lo escuchó a Goyeneche y enseguida lo incorporó para formar dúo con Ángel Paya Díaz, que fue quién lo bautizó "El Polaco".
Después llegó el momento de cantar en la orquesta de Aníbal Troilo de quién fue entrañable amigo.
Un 29 de enero de 1926 nacía el cantor rubio y de ojos claros, en una humilde casa de Saavedra, noción geográfica que llevaría como un emblema y que no abandonaría jamás.
Su padre murió jóven a los 26 años, cuando él tenía tan solo tres primaveras y así fue como su mamá María Elena Costa, tuvo que ganarse la vida como lavandera, planchadora y costurera.
*"Yo recibí desde el vientre de mi madre la música de su canción; ella me cantaba desde antes de nacer. Podría ser que desde allí me hice cantor"*.
*"Ella buscaba un disco de Gardel, se ponía a cantar y yo le hacía dúo. (...) Los tangos se maman: En la casa, en la calle, en la esquina, en el café"*.
Cuando terminó la escuela primaria, aprendió a escribir a máquina en la famosa Academia Pitman y así obtuvo su primer trabajo en un estudio de abogados.
Pero por las tardes tenía tiempo de jugar con sus amigos, se reunían en una casa quinta dónde proliferaban jilgueros, gorriones, cabecitas negras, quizás por eso sentía amor por los pájaros, una de sus más caras pasiones.
Fanático de Platense, el club de su barrio, no faltó ningún domingo al estadio de Pedraza y Crámer.
Luego de aprender a manejar automotores trabajó con todo tipo de vehículos, inclusive camiones y colectivos, para seguir aportando el pan para los suyos.
Como le encantaba cantar se anotó en concursos y en uno de ellos ganó y el premio fue cantar en la orquesta del violinista Raúl Kaplún, con quién estuvo seis años.
Paralelamente a sus actuaciones con Kaplún, tenía que seguir trabajando como chofer de colectivos, la vida cotidiana le iba enseñando la realidad de la lucha de vivir al día.
En las veladas tangueras del club El Tábano de Saavedra, conoció a Luisa y siendo muy jovencitos se casaron y tuvieron dos hijos: Roberto y Jorge.
Cuando Horacio Salgán buscaba cantor porque Horacio Deval se iba de la orquesta, lo escuchó a Goyeneche y enseguida lo incorporó para formar dúo con Ángel Paya Díaz, que fue quién lo bautizó "El Polaco".
Después llegó el momento de cantar en la orquesta de Aníbal Troilo de quién fue entrañable amigo.
Con "Pichuco" estuvo siete años que fueron decisivos para su consagración definitiva.
Lucía espléndido con su pelo rubio brillante, delgado y muy elegante.
Alternó sus actuaciones con la orquesta de Troilo presentándose en radios: Del Pueblo, Libertad y Argentina, acompañado por las guitarras de Héctor Arbelo, y grabando con Roberto Pansera.
En 1960 cantó acompañado por el cuarteto Troilo-Grela.
Al año siguiente grabó con el trío Los Modernos. En 1963 actúa como cantor solista con el marco del trío de Luis Stazo, Armando Cupo.
Hasta que llegó el momento de dejar la orquesta de Troilo y seguir su carrera como solista. Alguna vez dijo de la gran admiración que sentía por el maestro:
*"Ese Gordo que quise y siempre querré, y lo siento como si estuviera a mi lado, tocando el bandoneón. Escucho también su ronquero característico con que se acompañaba al tocar el fueye..."*.
Desde entonces "El Polaco" como solista, fue acompañado por los conjuntos de Armando Pontier, Roberto Pansera, el trío Baffa-Berlingieri-Cabarcos, la Orquesta Típica Porteña, Astor Piazzolla, Atilio Stampone, Raúl Garello, Osvaldo Berlingieri, el Sexteto Tango entre otros…
Y así llegaba la incursión del nuevo estilo, el de decidor, del fraseo:
*"Yo siempre canté los sentimientos a flor de piel. Sin sentimientos no puede existir nada, no se puede vivir. Es la única manera que tiene el hombre de mirarse adentro"*.
Goyeneche fue uno de esos privilegiados emisarios del alma de las grandes ciudades. Primero transmitió su emoción cantando y después diciendo, contando.
Su enorme popularidad y su condición de mito viviente lo llevaron al cine, para participar en dos filmes de Pino Solanas, "El exilio de Gardel" y "Sur".
Después de haber cantado en el Teatro Colón de Buenos Aires, en el Carnegie Hall de Nueva York y en Real Academia de Hollywood, llegó la oportunidad de viajar a Europa integrando la embajada "Tango Argentino", escrita y producida por Claudio Segovia y Héctor Orezzolli.
En 1988, a pesar del temor que le producían los viajes en avión, accedió a los requerimientos del empresario Yoshio Nakanishi y participó en Japón del espectáculo "Tanguísimo".
Después llegaron los reconocimientos, Ciudadano ilustre de Mar del Plata, también de Buenos Aires temas dedicados: "El polaco", "Garganta con arena".
*"El Tango es profundo, es desangrarse, es quemarse las pestañas. Como lo hicieron Discépolo, Manzi, Expósito, José María Contursi*.
*"Yo soy amigo de la luna. La noche te enseña a saber lo que es bueno. Por la noche de Buenos Aires caminaron los mejores tipos que conocí*.
La expresividad de su fraseo, la fuerte personalidad del que conoce la esencia misma del Tango, cultor respetuoso del ritmo, el manejo de los acentos y los silencios, sellaron su increíble popularidad.
Un 27 de agosto de 1994 a los 68 años, partía de este mundo y se convertiría en mito, así lo quiso su público que lo hizo su cantor, el cantor de Buenos Aires!!!.
Hasta que llegó el momento de dejar la orquesta de Troilo y seguir su carrera como solista. Alguna vez dijo de la gran admiración que sentía por el maestro:
*"Ese Gordo que quise y siempre querré, y lo siento como si estuviera a mi lado, tocando el bandoneón. Escucho también su ronquero característico con que se acompañaba al tocar el fueye..."*.
Desde entonces "El Polaco" como solista, fue acompañado por los conjuntos de Armando Pontier, Roberto Pansera, el trío Baffa-Berlingieri-Cabarcos, la Orquesta Típica Porteña, Astor Piazzolla, Atilio Stampone, Raúl Garello, Osvaldo Berlingieri, el Sexteto Tango entre otros…
Y así llegaba la incursión del nuevo estilo, el de decidor, del fraseo:
*"Yo siempre canté los sentimientos a flor de piel. Sin sentimientos no puede existir nada, no se puede vivir. Es la única manera que tiene el hombre de mirarse adentro"*.
Goyeneche fue uno de esos privilegiados emisarios del alma de las grandes ciudades. Primero transmitió su emoción cantando y después diciendo, contando.
Su enorme popularidad y su condición de mito viviente lo llevaron al cine, para participar en dos filmes de Pino Solanas, "El exilio de Gardel" y "Sur".
Después de haber cantado en el Teatro Colón de Buenos Aires, en el Carnegie Hall de Nueva York y en Real Academia de Hollywood, llegó la oportunidad de viajar a Europa integrando la embajada "Tango Argentino", escrita y producida por Claudio Segovia y Héctor Orezzolli.
En 1988, a pesar del temor que le producían los viajes en avión, accedió a los requerimientos del empresario Yoshio Nakanishi y participó en Japón del espectáculo "Tanguísimo".
Después llegaron los reconocimientos, Ciudadano ilustre de Mar del Plata, también de Buenos Aires temas dedicados: "El polaco", "Garganta con arena".
*"El Tango es profundo, es desangrarse, es quemarse las pestañas. Como lo hicieron Discépolo, Manzi, Expósito, José María Contursi*.
*"Yo soy amigo de la luna. La noche te enseña a saber lo que es bueno. Por la noche de Buenos Aires caminaron los mejores tipos que conocí*.
La expresividad de su fraseo, la fuerte personalidad del que conoce la esencia misma del Tango, cultor respetuoso del ritmo, el manejo de los acentos y los silencios, sellaron su increíble popularidad.
Un 27 de agosto de 1994 a los 68 años, partía de este mundo y se convertiría en mito, así lo quiso su público que lo hizo su cantor, el cantor de Buenos Aires!!!.
Me despido de ustedes hasta el próximo encuentro tarareando:
Voy mirando atrás y al comprobar
que el tiempo nuevo se llevó
la "franja", el "taco militar"...
Yo voy notando aquí en la zurda
que el corazón me hace una burla.
Nada duele tanto como ver
desenrollar del carretel
el hilo de la juventud.
Adiós glicinas, emparrados y malvones...
Todo, todo ya se fue...
Dónde estarán los puntos del boliche aquel,
en el que yo cantaba mi primer canción.
Y aquellos patios donde pronto conquisté
aplausos tauras, los primeros que escuché.
Dónde estarán Traverso, el Cordobés y el Noy,
el Pardo Augusto, Flores y el Morocho Aldao.
Así empezó mi vuelo de zorzal...
Los guapos del Abasto
rimaron mi canción.
Soy aquel cantor del arrabal,
jilguero criollo que pulsó
la humilde musa de percal.
Me acuerdo de hace veinte abriles,
de aquellos bailes a candiles...
Cuando en una oreja iba colgao
como un hachazo en el costao
la mancha roja de un clavel.
Muchachos, todo lo ha llevado el almanaque.
Todo, todo ya se fue.





No puedo escuchar demasiado a Goyeneche porque la emoción supera mi capacidad, increíble interprete...
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