Lo primero que hay que destacar, es que esta es una "historia real", difícil de imaginar para quienes no vivimos en guerra continua.
Así describe uno de los mejores violinistas del mundo, esa época donde su juventud tomó un vuelco inesperado.
- "No tengo por lo menos en mi consciente ninguna secuela. Yo creía que era lo normal, que era el día a día y en todo el mundo vivían lo mismo, así que los bombardeos para mí eran la rutina igual que todo el país".
- "Y vivíamos con ella, vivíamos con el corte de luz, el corte de suministro de comida, los bombardeos, sabías que, cuando empezaban, tenías que bajar al sótano. Y hubo momentos más trágicos. Con todos los amigos que me quedan de aquella época, cuando nos juntamos, nunca hablamos de estos momentos, sólo hablamos de los momentos divertidos, los momentos de risas, y las cosas difíciles ya son el pasado".
- "A mí tampoco me gusta recordarlo, no es algo que quiero que me pese en la vida, quiero vivir el día a día y gozar al cien por ciento".
Y tal vez esta frase suene a maltrato infantil, a humillación:
- "Mi padre me hacía tocar el violín de niño hasta que me saltaban las lágrimas".
Eso le ocurrió a aquel niño de 12 años cuando compuso sus primeros acordes, en el sótano de un edificio de Beirut. La armonía del violín, la imponente voz de su padre y el estruendo de las bombas le dictaban el ritmo armenio en cada nota de su melodía.
No eran sonidos buenos los de la guerra civil libanesa.
Ara nació en septiembre de 1968 y a los 15 años su padre lo envió a Alemania, allí no tuvo alternativa más que aprender y a superarse cada día.
Y el violín lo alejo de las mayores tentaciones. De allí paso a Inglaterra y Francia, hasta llegar a Madrid, donde vive actualmente.
Mstislav Rostropóvich fue generoso con él y le dio la mejor oportunidad de su vida. Ambos eran muy especiales.
Hoy Ara Malikian tiene 49 años, es un abanderado del mundo, con su música y sus acrobacias lleva alegría y paz por dónde camina.
*Diferente, extremadamente sensible, humilde y amoroso*.
No hay lugar adonde no pertenezca, combativo y hasta desinhibido rompe con todas las estructuras de la música clásica.
No hay lugar adonde no pertenezca, combativo y hasta desinhibido rompe con todas las estructuras de la música clásica.
Nada más para hablar, nada más para contar… éste domingo… busque en su computadora la música de "Ara Malikian" y después me cuenta!!!.






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