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viernes, 1 de diciembre de 2017

Hoy recordamos a Anselmo Aieta, “el brujo del bandoneón”:


Anselmo Alfredo Aieta, bandoneonista, compositor y director, nació un 5 de noviembre de 1896, en el barrio de San Telmo, de la ciudad de Buenos Aires.

Hijo de inmigrantes italianos de la Región de Calabria, Francisco Aieta y Rosa Cascardo, que llegaron a la Argentina en 1875, y Anselmo era el penúltimo hijo de los once que tuvieron.

Su hogar era de gente de trabajo, muy humilde, y debido a eso, tuvo que trabajar a los once años, como cadete, mandadero, operario de fábrica, trabajos que le dieron el conocimiento de los rigores de la calle, y le aportaron en su “haber” el “capital” de la experiencia.

Su hermano Ricardo tenía una concertina, instrumento que le sirvió para sus comienzos de aprendizaje, hasta que con sus ahorros pudo comprarse un bandoneón.

Aprendió los conocimientos primarios con el tano Genaro Espósito, y desde ya, comenzó a desarrollar su gran talento.

Con tan solo 16 años debuta con un trío en La Fonda La Buseca, en Avellaneda, con Agustín Bardi en piano y Ricardo González en guitarra.

También actúa en el Café de los Payadores, de Piedras y Cochabamba, dónde alternaba con Gabino Ezeiza, Betinotti, entre otros…, y en esa época conoce al “Tigre del bandoneón” Eduardo Arolas.

En 1919, es convocado por el gran Francisco Canaro, con quién permaneció hasta 1923.

En 1921 , el músico Enrique Delfino, (creador del famoso Tango Sans Souci), lo convocó para que participe en el sainete de Alberto Vacareza “Cuando un pobre se divierte”, para que tocara solos de bandoneón, donde se ganó el aplauso enfervorizado del público.

A partir de ese momento, comienzan sus actuaciones en locales nocturnos de Buenos Aires.

Dirigió la Orquesta Típica Paramount, que estaba conformada en violines: Alfredo Mazzeo y Juan Darienzo, Angel Dagostino en piano, y José Puglisi en contrabajo.

En 1928, forma su propio conjunto, “Aieta y sus ases”, lo integraron Polito o Luis Visca (piano); Mazzeo, Cacopardo y Juan Darienzo, violines; Aieta, Moresco y Navarro, bandoneones; Pucherito Adesso en contrabajo .

En la década del 20’, Aieta tuvo su mayor esplendor, llegó a dirigir tres orquestas que actuaban simultáneamente en la mágica noche porteña.

No había cumplido los 30 años y era todo un gran protagonista del Tango, sus amigos le decían “el heredero de Eduardo Arolas”.


La gente se agolpaba en los locales dónde actuaba para verlo: el café el Nacional de la calle Corrientes, que le decían “La Catedral del Tango”, el “Germinal”, o el “Guaraní”, dónde sus admiradores solicitaban su autógrafo o se ofrecían para llevarle su bandoneón hasta el lugar de actuación.

Aieta participó en dos filmes: “Los locos del cuarto piso”, con Tito Alonso, Héctor Coire, Ilde Pirovano, (actriz italiana radicada en Argentina, donde residió desde los 15 años y realizó su carrera profesional en el cine y el teatro) y María Esther Games y “El forastero”, con la presencia de León Zárate, Irma Córdoba, Amelia Bence y Eloy Álvarez.

Según el maestro Alfredo De Angelis no hubo ningún bandoneonista con sus recursos y su don de improvisación, sin perder el hilo de la melodía.

Aieta tenía una gran facilidad para componer, contando con grandes colaboradores:

Enrique Dizeo, Lito Bayardo, Santiago Adamini, Cátulo Castillo, Vicente Planells del Campo, Francisco Laino, Mario Battistella, Francisco Bastardi, Nolo López, pero fue con el poeta Francisco García Jiménez con quien formó el “gran binomio autoral”.

Fue el poeta predilecto de Carlitos Gardel, que le grabó 17 títulos, el primero fue “El huérfano”.

Componía indistintamente en el bandoneón o en el piano que dominaba perfectamente. Como desconocía la escritura musical, debía recurrir obligadamente a otros músicos para que llevasen sus creaciones al pentagrama. Muchas de ellas fueron transcritas por el notable cantor y músico, Charlo, gran amigo de Aieta.

Escribió más de 300 temas, mencionaremos algunos: 

“El huérfano”, “Príncipe”, “La mentirosa”, “Suerte loca”, Siga el corso”, “Bajo Belgrano”, “Alma en pena”, “Entre sueños”, “Tras cartón”, “Tan grande y tan zonzo”, “Ya estamos iguales”, “Corralera”, “Corrales viejos”, “Escolaso”, “Estampa tanguera”, “Pavadita”, “Palomita Blanca”, “Mariposita”, “Color de barro”, entre otros tantos éxitos que tienen muchísimas grabaciones en grandes versiones de orquestas, cantantes, y que son preferidas por los bailarines a la hora de danzar, desde hace más de cien años!!!.

Le encantaba el turf , y su jockey preferido era Irineo Leguizamo, a su casa siempre iba el cantor Francisco Fiorentino, simpatizante del mismo deporte, se ponía el delantal y cocinaba unos buenos “tucos”.

Alguna vez le preguntaron de dónde surgía su inspiración para componer y él contestó: 

-* “De todo lo que siento y todo lo que me rodea”.


Un 25 de septiembre de 1964, por una complicación pulmonar dejó de existir en este mundo, pero sigue vivo en sus obras!!!.

Desde 1991, una de las calles que bordean la plaza Dorrego de su barrio natal, San Telmo, lleva su nombre.

Me despido de ustedes hasta el próximo encuentro y me voy tarareando el estribillo de uno de sus famosos tangos: “Alma en pena”:

Alma... que en pena vas errando,

acércate a su puerta

suplícale llorando:

Oye... perdona si te pido

mendrugos del olvido

que alegre te hace ser...

¡Tú me enseñaste a querer y he sabido!

Y haberlo aprendido

de amores me mata...

Y yo que voy aprendiendo hasta a odiarte,

tan sólo a olvidarte
no puedo aprender.




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Artículo revisado: Hoy recordamos a Anselmo Aieta, “el brujo del bandoneón”: Clasificación: 5 Revisado por: Cadena Noticia Sur