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sábado, 9 de diciembre de 2017

Hoy recordamos al violinista, director y compositor, Julio De Caro:


Julio De Caro nació un 11 de diciembre de 1899, finalizando el siglo XIX, en una casona de la calle Piedad (hoy Bartolomé Mitre) del barrio de Balvanera, de la ciudad de Buenos Aires.

Fue el segundo hijo de los doce que tuvieron sus padres José De Caro De Sica y Mariana Ricciardi Villari, ambos de origen italiano, que comenzaron su labor artística en Italia, su mamá cantante lírica y su papá estudió música y había trabajado en el conservatorio la Scala de Milán.

Con la llegada de sus otros hijos decidieron mudarse primero a la calle Bolívar y mas tarde a la calle Defensa al 2000 en el histórico barrio de San Telmo.

Su padre instaló en ese barrio un conservatorio que además tenía venta de instrumentos musicales y partituras.

Una vez cumplido los estudios primarios, tanto Julio como su hermano mayor Francisco, comenzaron a estudiar música.

Su padre decidió piano para Julio, y violín para Francisco, pero la decisión paterna no fue acertada, porque a Julio le gustaba estudiar violín y a Francisco el piano, al enterarse su madre medió ante su esposo que era un hombre de carácter muy estricto y los cambiaron de profesores.

Don José tenía cierta aversión por la música popular y quería que sus hijos tocaran música “en serio”, pero Julio y Francisco se las arreglaban para tener partituras de Tango del negocio de su padre.

Sus padres en 1913 deciden mudarse nuevamente y lo hacen a la calle Catamarca y México, y Julio es enviado a cursar la secundaria en el colegio “Mariano Moreno” y simultáneamente estudia teoría y solfeo con su papá.

Cuando tenía 17 años, sus amigos de la barra, que sabían que a Julio le gustaba mucho el Tango, lo invitaron a ir al Palais de Glace, y como en esa época hasta los 18 años no usaban pantalón largo, le prestaron uno, de esa manera y a escondidas de su padre fue a disfrutar del espectáculo, esa noche tocaba la orquesta de Roberto Firpo.

Ante el pedido del público que gritaba “que toque el pibe”, Firpo le ofreció un violín y subió a tocar “La Cumparsita”, cuando terminó, el público presente lo aplaudió a rabiar.

Esa noche estaba Eduardo Arolas, 
El Tigre del Bandoneón”, que le pidió que tocase en su orquesta, ante la negativa de Julio que le dijo : -“Imposible señor, aparte de no permitírmelo jamás mi padre, me debo a mis estudios superiores clásicos y al bachillerato que termino este año y después medicina”-.

A los pocos días, Arolas fue a pedirle a don José que deje a su hijo Julio ingresar en su orquesta, cosa que don José se negó rotundamente.

Integró en un reemplazo por dos semanas como primer violín en la orquesta del bandoneonista Ricardo Brignolo, cuando su padre se enteró, lo echó de la casa y se fue a vivir con sus abuelos.

La decisión estaba tomada, seguiría tocando tangos, fue a ver a Arolas y se incorpora a su cuarteto.

En 1918 viaja con Arolas a Uruguay se encuentra con su hermano Francisco, que también había tenido desacuerdos con el padre y estaba actuando como pianista en salas cinematográficas acompañando las películas mudas.

Ambos hermanos, recibían buenas retribuciones por su labor, también producían juntos y así crearon el Tango “Mala pinta” y luego otros como “Mi encanto”, “Pura labia”, “Don Antonio”, “A palada”, “Era buena la paisana”, “Percanta arrepentida”, “Bizcochito”.


Otra de sus pasiones era las apuestas a los caballos de carrera, el turf, y asesorado por Arturo Bullrich y con el cuidador Vicente "Tapón" Fernández y la monta de José Canals, se convierte en propietario de más de veinte caballos de carreras.

Juan Carlos Cobián lo convoca para integrar su orquesta junto a Pedro Maffia y la misma le permitió nivelar su estabilidad económica y reconocimiento popular.

Luego forma con su hermano Francisco, su propio sexteto para actuar en Radio Sudamérica y el Café Colón.

El sexteto incluía al bandoneonista Pedro Maffia, otra figura fundamental, Julio De Caro, en violín y dirección; Emilio De Caro, también en violín; Luís Petrucelli en bandoneón, Francisco De Caro, en piano y Ruperto Leopoldo Thompson en contrabajo.

De Caro conservó la esencia del Tango arrabalero, bravío y lúdico de los iniciadores, pero fundiéndolo con una expresividad sentimental y melancólica desconocida hasta entonces.

En 1931 viaja a Europa, precisamente en París en el Palais de Mediterranée se produce un encuentro multiestelar, cuando se presenta con su orquesta y entre miembros de la nobleza y otras personalidades que compartían la mesa, un hombre esbelto, elegante, sonriente, cautivante, les pide atención, hablando en francés.

Julio se entusiasmó y despachó toda la elocuencia de "Tierra negra", "Flores negras" y "El monito", mientras uno de los presentes se ponía de pié para salir a bailar con una de las damas asistentes, haciéndolo con garbo y simpatía, era Charles Chaplin, y el presentador nada menos, Carlos Gardel.

Ese mismo año se filma en Joinville, cerca de París, la película Luces de Buenos Aires con Carlos Gardel de protagonista y él con su orquesta interviene en ella magistralmente. Después intervino en 
La barra del Taponazo”, “Petróleo” y “Murió el Sargento Laprida”, en Buenos Aires.

En 1936 se aboca a la formación de la Orquesta Melódica Internacional, agregando metales, maderas y percusión al conjunto.

Los arreglos los hicieron Julio Rosenberg, Luis Gutiérrez del Barrio, Julio Perceval y Francisco De Caro.

Con la Orquesta Sinfónica de Radio El Mundo se presenta, en 1936, en el teatro Ópera, con "La evolución del Tango" con obras de 1870 a 1905, la segunda desde 1905 a 1935 y la tercera, y última, con temas de 1935 en adelante.

En 1937 actuó en Viña del Mar, Chile, dirigiendo su Orquesta Internacional Melódica que había creado el año anterior y a la que le había agregado un órgano, instrumentos de madera, de metal y de percusión. La cantante era Paloma Efrón “Blackie” y el chansonier era don Edmundo Rivero.

A su regreso a Buenos Aires al finalizar un concierto en el Teatro Opera, apareció su padre después de veinte años de ausencia, y con lágrimas en los ojos le pidió perdón a su hijo con la mirada.

A partir de ese momento don José no dejó de asistir a las actuaciones de Julio y comenzó a mostrar orgulloso la colección completa de los discos de su hijo.

En 1940 con su orquesta inauguró el casino de Mar del Plata.

Un arma fundamental en la trayectoria de Julio De Caro, fue la utilización del llamado violín-corneta, que está identificado plenamente con la identidad musical del autor de "Buen amigo", que había sido el primero en usarlo en su actividad profesional.


La novedad la había presentado José Bonano, que conformó el cuarteto "La Armonía", junto a Maule Firpo, Leopoldo Thompson y Carlos Macchi e incursionó con Juan "Maglio" Pacho.

El instrumento se lo había traído a De Caro el director general de la RCA Víctor.

El instrumento modificado con una bocina con una membrana volátil de volumen más lato, aunque áspero y algo gangoso. Fue usado luego por Juan Pedro Castillo, Eugenio Nóbile, Antonio Archirey, José De Caro y Learte Carroll.

El nombre con que se lo denominaba, era alternativamente "violín corneta", por el nombre de fábrica, pero el más conocido es "el violín corneta de Julio de Caro".

Como compositor, Julio De Caro creó una escuela permanente de Tango, de su extensísima obra podemos mencionar los más destacados: "Boedo", "Tierra querida", "Colombina" (con Francisco De Caro), "Copacabana", "Chiclana", "El arranque", "El bajel" (con Francisco), "El monito", "Guardia vieja", "La rayuela", "Loca ilusión", "Mala junta" (con Láurenz), "Mala pinta" y "Mi queja" (ambos con Francisco), "Moulin rouge", "Orgullo criollo" (con Laurenz) entre otros…

No puede trazarse una semblanza total de Julio De Caro, sin citar a su hermano mayor Francisco, tanto en lo musical como en todos los aspectos de sus respectivas tareas profesionales, cuya trayectoria los hace inseparables desde raíz, en lo cualitativo y estilístico.

Por iniciativa de su gran amigo, el compositor y productor artístico Ben Molar, que en 1965 iba camino de la casa de Julio De Caro para festejar su cumpleaños, le surgió la gran idea: asoció la fecha de nacimiento de De Caro con la de Carlos Gardel.

Cayó en la cuenta de que, además de ser las dos grandes vertientes, eran los dos grandes creadores nacionales, “La voz” Carlos Gardel, y “La música” Julio De Caro.

A partir de ese momento luchó durante 12 años para lograr que el 11 de diciembre se celebre el "Día Nacional del Tango".

Después de esa intensa lucha lo logra, y el 29 de noviembre de 1977, se promulgó el Decreto Nº 5830/77 por el cual se instauraba esta efeméride.

En diciembre de ese año se aprobó el decreto a nivel nacional que estableció el 11 de diciembre como el “Día Nacional del Tango”.

Y así fue como se realizó el gran festejo en el histórico Luna Park y don Julio De Caro que cumplía 78 años, recibió el gran homenaje con la participación de todas las orquestas y cantantes de la época.

De Caro se emocionó hasta las lágrimas ante quince mil personas que le cantaron el Feliz cumpleaños.

Fue la última vez que estuvo arriba de un escenario.

En 1980 la familia se fue con Julio ya muy enfermo a Mar del Plata y el 11 de marzo murió en la intimidad familiar.

Un par de años más tarde, su amigo Ben Molar consiguió que los restos sean trasladados a Buenos Aires para descansar en paz junto al otro maestro que renovó el Tango, su querido hermano Francisco De Caro.
Me despido de todos ustedes, hasta el próximo encuentro dónde recordaremos a otro protagonista y creador de nuestro Tango!!!.




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