La ARGENTINA sufre las consecuencias de un gasto público enorme, producto de erráticas políticas que se fueron acumulando a lo largo de muchos años, esto trae de la mano el cobro de altas tasas impositivas para solventar dicho gasto.
Para salir de tal situación el Gobierno está a punto de mandar a la Cámara de Diputados Nacionales un proyecto de Ley que pretende amplias reformas impositivas, buscando incentivar la actividad económica.
Pero esto es solamente una parte del plan de gobierno que busca en varios frentes poner de pie al país, recientemente, para ser más preciso, hace pocos días en el predio de TECNÓPOLIS tuvo lugar la EXPO Aliment.AR, en ella 21 países, pero en especial el nuestro, ofertaron sus productos a 350 compradores internacionales de 44 países.
Alguna vez la Argentina, fue un extraordinario proveedor de alimentos, es por ello que la llamaron el "GRANERO DEL MUNDO", pero a lo largo de décadas fuimos perdiendo los mercados que abrían las puertas a nuestros productos.
Muchas veces cuando se analiza la capacidad productiva del país se pone de relieve la calidad, diversidad y cantidad de productos, al punto de señalar que Argentina podría producir alimentos para 400 millones de personas.
Pero los mercados no se ganan de un día para otro, hay que ser paciente y proponerse objetivos a largo plazo, solo así podremos recuperar el terreno perdido.
Necesitamos mercados para nuestros productos, pero debemos tener en cuenta que el valor agregado a ellos también significa fuentes de trabajo y divisas.
En los próximos 20 años se espera que la población mundial crezca más del 30%, eso no es un detalle menor, es un escenario óptimo que volver poner nuestros productos en los exigentes mercados.
Hace una década la Argentina exportaba a 600 dólares la tonelada de soja, pero no supimos aprovechar lo que muchos llamaron un VIENTO DE COLA, seguramente esta oportunidad que parece llegar nuevamente, no podemos desaprovechar.
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