Un 7 de julio de 1906, en la estancia “La Piedad”, entre las estaciones Guatraché y Avestruz, en la provincia de La Pampa, nacía Carlos José Perez, anotado por sus padres en el Registro Civil de Puan, provincia de Buenos Aires, y conocido artísticamente como Charlo.
En muchas biografías su apellido figura como Pérez de la Riestra, algunos historiadores dicen que él lo agregó y otros que ese apellido era de su abuelo.
Sus estudios primarios los realizó en Puan, y al mismo tiempo, estudiaba en el Conservatorio Santa Cesilia, piano y solfeo.
Sus estudios secundarios lo realizó en un internado de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.
Su familia se instaló en el año 1922, en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Belgrano.
Ya instalado en Buenos Aires, perfeccionó sus estudios de piano, armonía, contrapunto y composición.
En el año 1924, se realizó una fiesta de fin de curso en el cine General Belgrano, de la Avenida Cabildo, y acompañó con su piano a varios cantantes de esa gala, y luego fuera de lo programado, cantó, y como en esa fiesta estaban los directivos de Radio Cultura (en ese momento, una de las radios más escuhadas), el Sr. De Bari y el ing. Enrique Del Ponte quedaron impresionados por su carisma y su condición de músico, y lo invitaron a participar en la emisora.
El ing. Del Ponte, fue el que le sugirió su nombre artístico, “Charlo”, a partir de ese momento comenzó su carrera artística como profesional.
El año 1926, tuvo una intensa actividad, ensayaba diariamente durante cinco horas, y practicaba vocalización con su maestro de canto Enrico Castronuovo.
Además grababa con Francisco Canaro, con Francisco Lomuto y como solista. Tres veces a la semana actuaba en radio, y en los fines de semana se presentaba en los principales cines de la Capital Federal y sus alrededores.
En una de las tantas notas que le hicieron, mencionó a Carlos Gardel y dijo:
“Gardel grababa en Odeon cuando ingresé a ese sello por 1928 y poco después lo conocí. Lo traté poco, tal vez por la gran diferencia de edad. Nos saludamos y nada más. Pero un día él estaba con Razzano en la puerta del Cine Broadway, de calle Corrientes, y yo venía haciendo pinta con un aludo sombrero de color gris, y cual no sería mi sorpresa al oír que Gardel decía a su compañero mientras hacía visera con una mano: - ¡Che! ¿Quién es el sombrerudo aquel que viene allí?-.
Mi sombrero sirvió para que repentinamente, en una cachada original, tomáramos la confianza que entre nosotros no existía.
En cuanto a las grabaciones de “Rencor” y “Cobardía” las hizo sin que yo se lo pidiera, después de haberlos estrenado Libertad Lamarque en el Teatro Maipo cuando Amadori, con Botta, era autor de las revistas y director de ese teatro y yo componía música de todo tipo y según las necesidades de esos espectáculos.
Charlo, tenía muy buena presencia y era muy elegante para vestir, y ese estilo, dio lugar en la década del 30’ a marcar tendencia en la moda “Charlo” que incluía: lucir moño mariposa, sombrero con guantes de cuero, chaqueta cazadora, boquilla de oro para los cigarrillos.
Charlo, tenía muy buena presencia y era muy elegante para vestir, y ese estilo, dio lugar en la década del 30’ a marcar tendencia en la moda “Charlo” que incluía: lucir moño mariposa, sombrero con guantes de cuero, chaqueta cazadora, boquilla de oro para los cigarrillos.
Este fenómeno no sólo incrementó su fama, sino que contribuyó al avance del Tango de salón en la sociedad porteña.
La prensa del momento le había adjudicado el mote: “El cantor de las mil novias”.
Gracias a la difusión que tenían sus discos, se hizo muy popular en toda América, y sobretodo en los países limítrofes.
Esto ayudó a que surjan viajes al exterior, en 1932 a Uruguay, en 1935 a Río de Janeiro, ahí compuso “Ave de paso” en colaboración con el poeta Enrique Cadícamo, en 1938 a Chile, Bolivia, Venezuela, Panamá, Cuba, Estados Unidos y en Lima, Perú fue un éxito tal que lo consagraron a la fama.
Sus dotes de galán y su talento, hizo que incursionara en el cine, rodeado de primeras figuras del momento; en 1935 con Mario Soffici, “El alma de bandoneón”, dónde se luce como cantor, en 1936, dirigido por Luis César Amadori “Puerto Nuevo” y dirigido por Manuel Romero “Carnaval de antaño”, en esta película, conoció a Sabina Olmos, con quién se casó en 1952 después de 12 años de noviazgo, pero el matrimonio se disolvió en 1969.
En 1955, su esposa, Sabina Olmos por sus ideas políticas fue prohibida por la dictadura autodenominada Revolución Libertadora que derrocó al presidente Juan Domingo Perón y debieron exiliarse, ambos realizaron giras por América y España.
Entabló amistad, con Ignacio Corsini, Homero Manzi, Edmundo Rivero y Jorge Vidal, a este último cantor debo agradecerle el haber conocido en persona a Charlo.
Un día Jorge Vidal me comentó que él estaba cantando en una reunión el Tango “Sin ella” y que Charlo al escuchar ese Tango se le cayeron lágrimas, para Vidal fue siempre una incógnita que estén separados porque acotaba que ambos se seguían queriendo.
La prensa del momento le había adjudicado el mote: “El cantor de las mil novias”.
Gracias a la difusión que tenían sus discos, se hizo muy popular en toda América, y sobretodo en los países limítrofes.
Esto ayudó a que surjan viajes al exterior, en 1932 a Uruguay, en 1935 a Río de Janeiro, ahí compuso “Ave de paso” en colaboración con el poeta Enrique Cadícamo, en 1938 a Chile, Bolivia, Venezuela, Panamá, Cuba, Estados Unidos y en Lima, Perú fue un éxito tal que lo consagraron a la fama.
Sus dotes de galán y su talento, hizo que incursionara en el cine, rodeado de primeras figuras del momento; en 1935 con Mario Soffici, “El alma de bandoneón”, dónde se luce como cantor, en 1936, dirigido por Luis César Amadori “Puerto Nuevo” y dirigido por Manuel Romero “Carnaval de antaño”, en esta película, conoció a Sabina Olmos, con quién se casó en 1952 después de 12 años de noviazgo, pero el matrimonio se disolvió en 1969.
En 1955, su esposa, Sabina Olmos por sus ideas políticas fue prohibida por la dictadura autodenominada Revolución Libertadora que derrocó al presidente Juan Domingo Perón y debieron exiliarse, ambos realizaron giras por América y España.
Entabló amistad, con Ignacio Corsini, Homero Manzi, Edmundo Rivero y Jorge Vidal, a este último cantor debo agradecerle el haber conocido en persona a Charlo.
Un día Jorge Vidal me comentó que él estaba cantando en una reunión el Tango “Sin ella” y que Charlo al escuchar ese Tango se le cayeron lágrimas, para Vidal fue siempre una incógnita que estén separados porque acotaba que ambos se seguían queriendo.
Fue en 1987, cuando Charlo conoció a quien fue su última mujer, la artista plástica, diseñadora de joyas y compositora de Tango japonesa Akiko Kawarai.
Un día Charlo le envía a Japón un cassete diciendole “Venga a Argentina, sino voy para allá” y la Sra. Akiko Kawarai decidió divorciarse de su esposo y abandonar Japón acompañada de sus seis gatos para vivir el resto de su vida junto a Charlo en Argentina.
Como compositor dejó grandes obras, mencionaremos algunas: “Ave de paso”, “Cobardía”, “Sin ella”, “Sin lágrimas”, “El viejo vals”, “Oro y plata”, “No hay tierra como la mía”, “Rencor”, “Viejas alegrías”, “Rondando tu esquina”, “Un sueño y nada más”, “Fueye”, ”Tu pálida voz”, entre otros…!!!.
En 1985 la Fundación Konex lo consideró como uno de los 5 mejores compositores de Tango de la historia en la Argentina, otorgándole el Diploma al Mérito de los Premios Konex.
El 29 de junio de 1990, en un acto realizado en el Salón Dorado del Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires, y junto a otras cuarenta personalidades, fue distinguido como Académico de Honor por la Academia Nacional del Tango de la República Argentina.
Charlo se fue de gira como decimos los artistas, un 30 de octubre de 1990.
Me despido de ustedes hasta el próximo encuentro cantando un vals de Charlo y Homero Manzi “Tu pálida voz”:
Te oí decir... adiós, adiós...
Cerré los ojos y oculté el dolor...
Sentí tus pasos cruzando la tarde
y no te atajaron mis manos cobardes.
Mi corazón, lloró de amor
y en el silencio resonó tu voz,
tu voz querida, lejana y perdida,
tu voz que era mía... tu pálida voz.
En las noches desoladas, que sacude el viento,
brillan las estrellas frías del remordimiento
y me engaño que habrás de volver otra vez
desatando el olvido y el tiempo.
Siento que tus pasos vuelven por la senda amiga.
Oigo que me nombras llena de mortal fatiga,
para qué si ya sé que es inútil mi afán,
Como compositor dejó grandes obras, mencionaremos algunas: “Ave de paso”, “Cobardía”, “Sin ella”, “Sin lágrimas”, “El viejo vals”, “Oro y plata”, “No hay tierra como la mía”, “Rencor”, “Viejas alegrías”, “Rondando tu esquina”, “Un sueño y nada más”, “Fueye”, ”Tu pálida voz”, entre otros…!!!.
En 1985 la Fundación Konex lo consideró como uno de los 5 mejores compositores de Tango de la historia en la Argentina, otorgándole el Diploma al Mérito de los Premios Konex.
El 29 de junio de 1990, en un acto realizado en el Salón Dorado del Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires, y junto a otras cuarenta personalidades, fue distinguido como Académico de Honor por la Academia Nacional del Tango de la República Argentina.
Charlo se fue de gira como decimos los artistas, un 30 de octubre de 1990.
Me despido de ustedes hasta el próximo encuentro cantando un vals de Charlo y Homero Manzi “Tu pálida voz”:
Te oí decir... adiós, adiós...
Cerré los ojos y oculté el dolor...
Sentí tus pasos cruzando la tarde
y no te atajaron mis manos cobardes.
Mi corazón, lloró de amor
y en el silencio resonó tu voz,
tu voz querida, lejana y perdida,
tu voz que era mía... tu pálida voz.
En las noches desoladas, que sacude el viento,
brillan las estrellas frías del remordimiento
y me engaño que habrás de volver otra vez
desatando el olvido y el tiempo.
Siento que tus pasos vuelven por la senda amiga.
Oigo que me nombras llena de mortal fatiga,
para qué si ya sé que es inútil mi afán,
nunca... nunca... vendrás.
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