Que la Argentina tenga un 28 % de pobres, una alta tasa de desocupación, una deuda social con millones de habitantes faltos de agua potable, cloacas, transporte público deficiente y una educación alejada de lo que fue en épocas pasadas, no fue obra solamente de MALOS GOBIERNOS.
Hay un sector importante de la sociedad organizada que seguramente estaba mirando para otro lado o preocupada en otras cosas.
Cuando se produjo el desafío a la justicia por parte de Juan Pablo “PATA” Medina, convocando a un millar de trabajadores con bombas molotov incluidas, amenazando con incendiar la provincia, (si se producía la detención del sindicalista), que al final se llevó a cabo, todos nos fuimos dando cuenta, que tal rebeldía era propia de un mafioso.
Pero con el pasar de los días, donde se le fueron encontrando una cantidad escándalos de activos, donde se cuentan mansiones, campos, más de 40 autos, helicópteros, empresas y hasta un avión, quedó claro que no está en los planes de este personaje defender la calidad de vida de los trabajadores, solo se vale de ellos para conseguir un estilo de vida que no le corresponde a un representante sindical serio.
Lo que vimos en este nuevo episodio sindical-judicial no es nuevo, recordemos que hace unos meses el sindicalista Omar “CABALLO” Suárez fue detenido, acusado de extorsión y con un importante patrimonio en su haber.
Estas son solo dos muestras de lo que es el mundo sindical y su aprovechamiento de la fuerza en beneficio propio y olvidándose de las necesidades de los trabajadores.
Pero hay una señal positiva en todo esto, la sociedad si bien naturalizó ver a SINDICALISTAS RICOS, ve con buenos ojos que se termine de una buena vez con este modelo, y la CGT hace lo propio, no movió un pelo por defender estos casos de sindicalistas caídos en desgracia, a mi entender lo hace porque el desprestigio del modelo sindical no da para más, y la izquierda acecha dentro de la organización sindical Peronista, en una palabra es en defensa propia.
Cuando en su momento, el ex Presidente Raúl Alfonsín mediante la llamada "Ley de Renovación Sindical" intentó en 1984, terminar con este modelo, la corporación sindical lo enfrentó haciéndose más fuerte aún.
Pasaron más de treinta años, y los que recordamos ese intento de "Renovación" vemos cuanto dolor, pobreza y desencuentros nos hubiésemos ahorrado los argentinos.
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