Francisco Canaro, hijo de inmigrantes italianos, nació un 26 de noviembre de 1888 en San José de Mayo, Uruguay, en el seno de una familia humilde, su apodo “Pirincho” fue desde su nacimiento, cuando la partera lo tomó en sus manos y al verle mucho pelo y un mechón, exclamó “parece un pirincho”, (aludiendo al nombre que se le da a un pájaro encrestado común en el Río de la Plata).
Sus padres decidieron viajar a Argentina, a fines del siglo XIX, dónde lucharon para poder criar a sus diez hijos, tanto Pirincho como sus hermanos ayudaban a la familia, haciendo diversos trabajos, como el de canillita o lustrabotas, o cuanta “changa” se presentara.
Cuando cumplió ocho años, ya comenzaba a descubrir su vocación por la música, y un amigo con conocimientos musicales, le fue dando algunas nociones.
Al poco tiempo, tocaba guitarra y luego mandolín, pero su sueño era tocar violín!!!.
Un día entró a trabajar en una fábrica de envases de aceite, y tuvo la idea de fabricarse con una lata de aceite y un palo de escoba, algo parecido a un violín, alguna vez contó, que su mamá creó un estuche con una funda género y a partir de ese momento salió a ganar dinero en los bailes de la vecindad.
Cuando logró reunir dinero, se compra su primer violín.
Su debut oficial, lo realiza en Ranchos, un pueblo a cien kilómetros de Buenos Aires, con un trío.
En 1906, forma un trío con Samuel Castriota al piano, Vicente Loduca en bandoneón y él en violín y actúa en el Café del Griego, en la famosa esquina de Suárez y Necochea.
En 1910, integra con su violín el grupo del bandoneonista Vicente Greco, y actúa en “El estribo” de San Cristobal, y juntos se presentan en los bailes de carnaval de 1914, con un grupo orquestal de ocho músicos que para esa época fue todo un acontecimiento importante.
Como compositor, en 1908 crea el Tango “La barra fuerte”, y con el tiempo crea tangos sencillos pero a la vez, muy populares, como “Pinta brava”, “El chamuyo”, “El internado”, “El pollito”, “Matasano”, “Charamusca”, “El opio”, “El alacrán”, “Cara sucia”, “Nueve puntos”, “La tablada”, “Rayero”, “Mano brava ”, “Destellos”, “Milonga con variación”, “Nobleza de arrabal”.
Logra crear valses que fueron un sello que lo identifica en su gran personalidad y que tuvieron muchísimas versiones exitosas, podemos citar algunos: “Corazón de oro”, “Parece mentira”, “Soñar y nada más”, “Vibraciones del alma”, “Quisiera amarte menos” entre otros de la misma relevancia.
En sus exitosas obras como compositor, llegó a la aceptación del pueblo que tarareaba las mismas, surgieron no solo tangos y valses, también rancheras, milongas, marchas, aires criollos, contando con la colaboración de Juan Andrés Caruso, Ivo Pelay, Manuel Romero, José González Castillo, Homero Manzi, Mariano Mores, podemos citar algunos: “Esa es mi patria”, “Arrabalera”, “Se dice de mí”, “Los amores con la crisis”, “Dónde hay un mango”, “Te quiero”, “Yo también soñé”, “Halcón negro”, “Casas viejas”, “Bajo el cielo azul”, que tuvieron destacadas versiones en muchos intérpretes de primer nivel.
Por sus formaciones orquestales pasaron los personajes más emblemáticos de nuestro Tango!!!.
En 1921, realiza una presentación en el teatro de la Ópera, al frente de un gran conjunto de treinta y cuatro músicos (doce bandoneones, doce violines, dos violoncelos, dos contrabajos, dos pianos de cola, un clarinete y una flauta).
En 1925 viaja a Francia, y en el siguiente año a los Estados Unidos, con una treintena de temas propios y es contratado por la empresa Lombart, al frente de ocho músicos (Francisco Canaro y Agesilao Ferrazano en violines; Carlos Marcucci y Juan Canaro en bandoneones; Fioravanti Di Cicco en piano; Rafael Canaro en contrabajo; Romualdo Lo Moro en batería, y la cancionista Teresa Asprela) para debutar en el dancing "Florida" de París y más adelante en 1962 conquista con el mayor éxito al pueblo japonés.
Francisco Canaro, había advertido que el Tango podía ser una gran industria, y formó tres orquestas y puso a sus hermanos al frente de cada una de ellas, pero siempre y en todos los casos, bajo su nombre y dirección.
En 1918, funda la Sociedad de Autores y Compositores (SADAIC), para proteger la producción de los artistas argentinos, dónde un gran busto de bronce preside actualmente la sala principal del edificio.
Fueron muchos los vocalistas de sus orquestas: Roberto Díaz, Charlo, Agustín Irusta, Roberto Ray, Ernesto Famá, Roberto Maida, Francisco Amor, Carlos Galán, Carlos Roldán, Eduardo Adrián, Domingo Conte, Ricardo Ruiz, Roberto Arrieta, Alberto Arenas, Guillermo Coral, Carlos Dante, Enrique Lucero, Mario Alonso, Juan Carlos Rolón, Marcelo Paz, Ernesto Herrera, Ada Falcón y Nelly Omar, y desde ya, el gran Carlos Gardel, que además eran muy amigos y que han quedado por suerte muchas grabaciones!!!.
El Tango “Canaro en París” tiene una anécdota de su creación:
“Mientras Canaro triunfaba en Europa, el bandoneonista Alejandro Scarpino y el guitarrista Juan Caldarella decidieron componer un Tango en su homenaje, que no tenía título aún.
Hasta que durante una siesta en la que el tano Caldarella se sentía atacado por infinitas ideas, un diario dejó resaltar una noticia: "La Nación", en base a las notas que cotidianamente enviaba su corresponsal en París, el inolvidable periodista Fernando Ortiz Echagüe, comentaba la actuación explosiva de Pirincho en Francia, y decía: "Canaro hace declaraciones en París sobre el Tango".
El diario, sobre el piso del bulín del Tano, tenía un doblez que permitía solamente leer en la línea superior: "Canaro", y en la inferior: "en París". El Tano dio un salto, dio un puñetazo sobre la mesita y exclamó: "¡Ya está!: ¡Canaro en París!".
Era un entusiasta del teatro, y en su adolescencia actuó como actor aficionado.
El 8 de octubre de 1919, presenta su primera obra teatral, escribiendo la música del sainete “Nobleza de Arrabal” de Juan Caruso, en el teatro Variedades.
En 1932 presentó "La muchachada del centro", con la autoría de Ivo Pelay y con un elenco excepcional: Tita Merello, Elsa O´Connor, Tito Lusiardo, Francisco Álvarez y muchos artistas más.
Así en el transcurso de veinte años intercalados son de total éxito las siguientes obras: La canción de los barrios, Rascacielos, La patria del Tango, Mal de amores, El muchacho de la orquesta, La historia del Tango, Sentimiento gaucho, Buenos Aires de ayer y de hoy, Dos corazones, El Tango en París, Luna de miel para tres, Con la música en el alma y Tangolandia.
Todas ellas en su mayoría con la pluma de Ivo Pelay y otras debidas a Luis César Amadori, Homero Manzi, José González Castillo y otros nombres importantes de una lista de autores que aseguraron el gran éxito buscado, éxito que también hicieron posible los buenos actores y actrices que intervinieron y la gran calidad de su música.
Cuando ya se daba por finalizada su producción de comedias musicales, reaparece en el año 1957 con “Tangolandia” en el teatro Alvear.
En el elenco se destacaban los cantores Jorge Vidal y Alba Solís, ambos en los mejores años de sus carreras componían la pareja protagónica.
Fueron muchos años de éxitos, sin duda, Canaro conocía el teatro y dominaba la comedia musical.
No le fue igual en el séptimo arte, cuando fundó la compañía cinematográfica Río de La Plata.
En 1956, cuando se cumplieron los cincuenta años desde su primera actuación en Ranchos, Francisco Canaro publicó un libro con los principales acontecimientos de ese medio siglo, que es un importante aporte para la historia del Tango.
Coincidentemente, el sello Odeón, en reconocimiento al aporte fundamental de su discografía, le entregó un Disco de Oro.
Puedo contar a través de haber sido amiga de Jorge Vidal, quién trabajó con Canaro, sus comentarios sobre las grandiosas puestas en escena que realizaba en las comedias musicales.
También cuando integré cantando en el Quinteto Pirincho dirigido por el bandoneonista Oscar Basil, me contó, que él había logrado comprarse su vivienda gracias al maestro Canaro, porque ayudaba a sus músicos, brindándole un préstamo que después pagaban de a poco con su trabajo en la orquesta.
Por último agrego que también fui testigo del reconocimiento a su figura por los japoneses, cuando me tocó viajar a Japón, para cantar en una extensa gira, actuando en los teatros de las más importantes ciudades acompañada por la orquesta “Símbolo Canaro”, con uno de sus cantores, Ernesto Herrera y parejas de baile, en un gran homenaje a su memoria, a fines de la década del 80’.
Francisco Canaro, uno de los más importantes precursores junto a Carlos Gardel, de nuestra música popular argentina, el Tango!!!.
Un 14 de diciembre del año 1964, mientras se encontraba trabajando en su despacho y a raíz de un síncope cardíaco dejó de existir el gran Francisco “Pirincho” Canaro.
Me despido como siempre de todos ustedes hasta el próximo encuentro cantando uno de los temas que canté en Japón en su homenaje, “Nobleza de arrabal”:
En un ranchito de Alsina
tengo el hogar de mi vida,
con cerco de cina-cina
y corredor de glicinas.
Hay un aljibe pintado,
bajo un parral de uva rosa,
y una camelia mimosa
temblando sobre el brocal.
Y allí también estás frisón
y eres mi lujo de cuarteador.
Rocín feliz, de crin azul,
famoso por todo el sur.
Cuando el domingo asolea
por no hacer de perezoso,
traigo el balde desde el pozo
y refresco el corredor.
Y aprovechando el fresquito
me siento bajo la parra
y al compás de mi guitarra
canto décimas de amor.
En mi ranchito de Alsina
paso tranquilo las horas,
junto al amor de la china,
que me respeta y me adora.
Y, entre su amor y las cosas
que adornan toda mi suerte,
temo, nomás, que la muerte
me saque de ese rincón.
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