"¿Sabe qué?. Dicen que no me arrepiento de lo que hice. Eso es mentira. No hay día que no sienta culpa. Lo peor es que a Adriana, mi hija menor, no la quise matar. Estaba como loco, giré, disparé y después me di cuenta que era ella", le dijo Barreda a uno de los enfermeros que lo cuida en el Hospital Magdalena V De Martínez De Pacheco.
El enfermero amigo de Barreda también le preguntó por Cecilia, su hija mayor.
"Ella me odiaba y me quería ver muerto. Mi esposa y mi suegra le habían llenado la cabeza. A la última que maté fue a mi suegra. Pero los crápulas de mis abogados me hicieron decir que la última en morir había sido mi hija menor, así yo heredaba la casa", confesó.
Barreda sigue internado por una afección en la próstata.
Barreda sigue internado por una afección en la próstata.
"Nos encariñamos con él porque estaba solo. Estuvo muy mal, pensamos que no iba a recuperarse", relató una enfermera.
El 15 de noviembre de 1992, en la casa de Calle 48 entre 11 y 12 de la ciudad de La Plata, con una escopeta marca Víctor Sarasqueta mató a su esposa, Gladys McDonald (de 57 años), a su suegra Elena Arreche (de 86 años) y a sus dos hijas Cecilia (de 26 años) y Adriana (de 24 años), quienes eran odontóloga y abogada respectivamente.
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