Comenzaremos por lo mas frío (que son los números).
Existe una correlación entre la desigualdad y la violencia social, a mayor desigualdad, mayor es el nivel de violencia en una sociedad.
Cuando discutimos sobre inseguridad, la sociedad de consumo, el déficit habitacional y violencia, olvidamos que las misma tienen un denominador común la DESIGUALDAD.
La articulación que existe entre estos fenómenos se da a través del “efecto envidia”, es decir que aquellas personas que no pueden acceder a determinados bienes de consumo, al sentirse segregados deciden adquirirlos de cualquier modo, consiguiendo un trabajo en el mejor de los casos, o a través del hurto y el delito.
Por esto debemos entender que la verdadera pelea y la madre de todas las batallas es contra la desigualdad y quien debe interceder ante este flagelo sin lugar a dudas es el Estado, con un rol de peso importante y con acciones concretas, con políticas públicas a corto, mediano y largo plazo.
Según el (INDEC), órgano encargado de elaborar los índices estadísticos en la Argentina, la desigualdad aumentó.
* El 10% más rico gana 26 veces más que el 10% de menores recursos.
* La mitad de los asalariados gana menos que el salario mínimo, vital y móvil.
* La mitad de los argentinos con ingresos, gana menos de $ 8.000 por mes.
El informe arrojó como resultado, que los sectores más ricos expandieron su participación en el ingreso total.
Para ser preciso, indicó que el 10% con mayores ingresos acaparó el 31,5% del total, mientras que el más pobre recibió 1,2% del total.
Las causas de este deterioro son principalmente: la crisis económica que se desarrolla en el país, el aumento de tarifas y servicios públicos, la suba indiscriminada de los productos de la canasta básica alimentaria que desencadenaron en una inflación de más del 40% (promedio) en los últimos 12 meses, además de la pérdida de puestos de trabajo genuino y el aumento del desempleo (5.6 a 9.3).
Obviamente este cóctel repercute con mayor dureza en los sectores bajos y medios de nuestra sociedad.
La DESIGUALDAD y sus consecuencias: "VIOLENCIA".
Existe una correlación entre la desigualdad y la violencia social, a mayor desigualdad, mayor es el nivel de violencia en una sociedad.
Cuando discutimos sobre inseguridad, la sociedad de consumo, el déficit habitacional y violencia, olvidamos que las misma tienen un denominador común la DESIGUALDAD.
La articulación que existe entre estos fenómenos se da a través del “efecto envidia”, es decir que aquellas personas que no pueden acceder a determinados bienes de consumo, al sentirse segregados deciden adquirirlos de cualquier modo, consiguiendo un trabajo en el mejor de los casos, o a través del hurto y el delito.
Este objeto de deseo no solo tiene un valor económico, sino también un valor simbólico que le da a quien lo posee una determinada jerarquía dentro de su entorno socio cultural, un ejemplo claro de este fenómeno "es el robo de zapatillas de marca entre los jóvenes".
El problema de la vivienda también es central, desde la secretaría de desarrollo urbano y vivienda afirman que el déficit habitacional en la Argentina ronda los 3 millones de hogares.
El problema de la vivienda también es central, desde la secretaría de desarrollo urbano y vivienda afirman que el déficit habitacional en la Argentina ronda los 3 millones de hogares.
El hacinamiento y la falta de condiciones mínimas, completan un cuadro explosivo, el sueño del acceso a una vivienda digna contemplado en la Constitución Nacional en su artículo 14, no se cumple, es cada vez más lejano, si bien se desarrollaron programas que permitían acceder a créditos blandos (ProCreAr) por ejemplo, en muchos casos es muy difícil de llegar.
De toda forma la intención es buena, pero lejos esta de resolver el problema de un "techo propio" para los más 3 millones de casos que se estiman en el país.
Vale destacar que si hablamos de desigualdad no podemos evitar mencionar el rol central que juega la educación pública de calidad.
Vale destacar que si hablamos de desigualdad no podemos evitar mencionar el rol central que juega la educación pública de calidad.
Esta institución pilar de cualquier sociedad es la encargada de generar y promover las herramientas que permitan el desarrollo pleno a los jóvenes y así alcanzar la tan ansiada igualdad de oportunidades.
En este sistema la tarea recae en los docentes que, a pesar de estar mal remunerados, de trabajar muchas veces en condiciones insalubres, con superpoblación de alumnos en las aulas o en aulas container (trabajar así también es violento), desarrollan una tarea titánica para sembrar conocimiento en los jóvenes y así, brindarles las herramientas necesarias para que puedan hacer frente a la vida adulta.
Es menester del estado garantizar que esto suceda, lo dice la Constitución, es un deber inalienable.
Argentina y la región:
Según datos de CEPAL, América Latina es la región más desigual del mundo, si bien se han hechos grandes esfuerzos para combatir la pobreza extrema se estima que el 10% de la población concentra el 71% de la riqueza.
Por esto debemos entender que la verdadera pelea y la madre de todas las batallas es contra la desigualdad y quien debe interceder ante este flagelo sin lugar a dudas es el Estado, con un rol de peso importante y con acciones concretas, con políticas públicas a corto, mediano y largo plazo.
La asignación universal por hijo (AUH), al igual que los diferentes planes sociales (ProGreSar, Argentina Trabaja, el cooperativismo), son medidas transitorias, que intentan palear la brecha existente entre los más favorecidos y los menos en la sociedad Argentina, sin embargo parece poco e insuficiente.
El desafío es articular políticas públicas, que deben tener como eje central la educación, el trabajo digno, la salud pública, la vivienda con condiciones habitacionales óptimas, red de servicio públicos (luz eléctrica, red de agua corriente, cloacas y gas natural), asfalto, medios de transporte eficientes que permitan programar la vida diaria de los ciudadanos... en síntesis planificación, el cortoplacismo en la Argentina nos ha llevado al fracaso.
El desafío es articular políticas públicas, que deben tener como eje central la educación, el trabajo digno, la salud pública, la vivienda con condiciones habitacionales óptimas, red de servicio públicos (luz eléctrica, red de agua corriente, cloacas y gas natural), asfalto, medios de transporte eficientes que permitan programar la vida diaria de los ciudadanos... en síntesis planificación, el cortoplacismo en la Argentina nos ha llevado al fracaso.
Lejos estamos de discutir como lo hacen en los estados donde los niveles de desigualdad son reducidos, sobre un ingreso universal ciudadano que cubra todas las necesidades básicas, es decir que el estado garantiza que no te falte nada, pero es hora de una vez por todas de comenzar a transitar ese camino, empecemos por lo básico, igualdad de oportunidades, acceso a la educación, salud, seguridad, vivienda y trabajo.
El llamado es hacia la clase política en general, para establecer una agenda común que tenga como objetivo promover el desarrollo y combatir la desigualdad, esta origina la pobreza, la marginalidad, el delito, la violencia y la muerte.
Por ahora sólo la desigualdad se reproduce exponencialmente, si la tendencia persiste, y no nos comprometemos con nuestros hermanos más desfavorecidos nos convertimos en cómplices, generamos violencia al invisibilizarlos y si sembramos violencia, cosecharemos violencia.
En las antípodas de la desigualdad se encuentra justamente la IGUALDAD, y es el Estado quien debe mediar a través de la justicia para encontrar el equilibrio, si bien no queremos caer en la tan mentada "justicia social" (párrafo aparte), queremos mencionar el rol de la Justicia como árbitro entre los conflictos que acontecen en una sociedad y el rol de los Jueces.
En las antípodas de la desigualdad se encuentra justamente la IGUALDAD, y es el Estado quien debe mediar a través de la justicia para encontrar el equilibrio, si bien no queremos caer en la tan mentada "justicia social" (párrafo aparte), queremos mencionar el rol de la Justicia como árbitro entre los conflictos que acontecen en una sociedad y el rol de los Jueces.
Es de conocimiento público el triste desenlace del caso de Micaela García (que como un capricho de esta columna/opinión, era una luchadora incansable en contra de la DESIGUALDAD).
Sebastián Wagner (principal sospechoso), doblemente condenado por delitos sexuales, quien gozaba de un régimen de salidas transitorias desde enero de 2016, desató la polémica entre los "Jueces Garantistas" y el "Sentido Común" de la gran mayoría de la sociedad.
A Mica la asesinaron, le truncaron la vida a sus 21 años.
Ella era una joven comprometida con la sociedad, llena de proyectos y sueños, que se vio interrumpida abruptamente por un violador y por Carlos Alfredo Rossi, el Juez.
Exijamos entre todos que el "Concejo de la Magistratura", tome las medidas pertinentes para removerlo de su cargo.
No hay nada mas peligroso que la "Desigualdad ante la Justicia".









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