Modifica la mirada del oficialismo y la oposición:
Las dimensiones del apoyo que recibió el Gobierno de Mauricio Macri, quizás, lo haga replantear la estrategia que despliega hacia gremios y movimientos sociales, dado que cuanto más dinero les otorga, más protestas, piquetes, marchas y cortes se producen.
¿Vale la pena alimentar esta dinámica?. Eso es lo que planteaba el ViceJefe de Gabinete, Mario Quintana, quién no quería reglamentar la Ley de Economía Social, y que la Ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, tuvo que exigir se cumpliera, dado que eso había acordado con el Papa Francisco en el Vaticano.
La marcha fortalece a Mauricio Macri y su Gobierno, pero no le quita el “aura” de debilidad que el ambiente político siente de la gestión macrista. “Estos muchachos están acostumbrados a que les obedezcan sus ordenes”, expresó 1 de los 3 secretarios generales de la CGT, Carlos Acuña.
Y no es la excepción, sino la regla dentro de los peronismos.
Ahora le toca al Gobierno el siguiente movimiento, en especial, porque el escenario sindical está lejos de reencaminarse, más cuando los docentes van por un nuevo paro nacional y la CGT lanza lo que se espera uno de los paros generales más importantes de la última década, por el altísimo nivel de adhesiones que se espera, a causa de la participación activa de los medios de transporte y de los grupos de izquierda, que prometen decenas de piquetes que cerquen a la Ciudad de Buenos Aires.
Poco importa que el Gobierno haya destinado 40% más para Gasto Social o que se hayan otorgado 77% más de Asignaciones Universales por Hijo, la inflación ha pegado duro en el poder de compra del salario y el mercado no logra absorber la mano de obra que queda sin trabajo; en especial, porque los signos de reactivación surgen en zonas rurales y los mayores problemas de consumo y empleo se detectan en las zonas urbanas y suburbanas.
En parte, eso va a asegurar el apoyo al paro general de la CGT.
Pero todavía queda por desbaratar el duro paro de los docentes bonaerenses. Desde hace dos semanas, el Gobierno de María Eugenia Vidal comenzó a acelerar pagos a los docentes, con el fin de vaciar de participación las medidas de fuerza que impulsan Roberto Baradel y otros gremialistas bonaerenses.
Compensaciones de atrasos del año pasado, el presentismo y el descuento por adherirá a los paros van a crear diferenciales de hasta 6.000 pesos entre un docente y otro, por lo cual, muchos que están a favor de parar, han dejado de hacerlo.
El impacto en el bolsillo de las decisiones tomadas por Vidal ataca el mismo eje sobre el que se ha sostenido el argumento que levanta Baradel y otros gremialistas para impulsar los paros.
Así, como la discusión con los sindicalistas no puede transitarse por lo gremial o por lo político se ha comenzado a batallar por el terreno económico. De esta forma, se ha comenzado a encapsular el conflicto docente, dado que además de avanzar por los pagos de sueldos y compensaciones, también se han quitado los frenos a las causas judiciales que tiene a varios sindicalistas docentes bonaerenses como protagonistas, en especial, a Roberto Baradel, que aparece como el más complicado en varias de ellas.
El enojo de la clase media urbana, que decidió sacar a Cristina Fernández del poder y, para eso, voto a Mauricio Macri en las PASO, la 1ra. vuelta y el balotaje; vuelve a convertirse en el mayor activo al que puede recurrir el Presidente de la Nación para relanzar la gestión y reposicionarse para la campaña electoral.
La duda que surge es si serán capaces de aprovechar esta nueva oportunidad que le regaló la gente el sábado #1A.
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