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domingo, 10 de julio de 2016

EDITORIAL, "prejuicios y tercera edad (2da. parte):



Las personas víctimas del "viejismo" se consideran desde el punto de vista social como enfermas, seniles, deprimidas, asexuadas, pasadas de moda, etc., sus problemas físicos y mentales tienden a ser fácilmente ignorados y con frecuencia no se tienen en cuenta sus necesidades económicas y sociales. 

El viejismo lleva a las generaciones jóvenes a ver a los viejos como diferentes, a no considerarlos como seres humanos con iguales derechos y no les permite a ellos, los jóvenes, identificarse con los viejos. 

Se tiende a ver la vejez como un futuro muy lejano, impidiendo esto enfrentar el propio envejecimiento. 

El distanciamiento social se ve como una consecuencia del desapego individual que suele ocurrir en la vejez, conectado con la falta de oportunidades que brinda la sociedad y el escaso interés que manifiesta por las contribuciones de los viejos. 

Según dichos de Salvarezza (2002), el desapego no es ni natural ni inevitable, y cuando ocurre es por la falta de oportunidades que la sociedad brinda a los viejos para que puedan seguir ejerciendo sus roles sociales con un buen grado de compromiso. 

Todos los individuos, no importa el grupo social al que pertenezcan, desarrollan la idea de un «ciclo vital normal y esperable», es decir, que ciertos acontecimientos deben ocurrir en determinados momentos de la vida, y que un reloj mental interno les va señalando si están en tiempo o no. 

La insatisfacción y la angustia consecuente sólo sobrevendrán en aquellas personas que permanezcan inmersas en una situación competitiva con el recuerdo de sí mismos cuando jóvenes. 

El secreto del buen envejecer estará dado por la capacidad que tenga el sujeto de aceptar y acompañar estas inevitables declinaciones sin insistir en mantenerse joven a cualquier precio. 

Esto no quiere decir que se renuncie, sino que hay que mantener una lucha activa para tratar de obtener el máximo de satisfacción con el máximo de las fuerzas de que se disponga en cada momento. 

Simone de Beauvoir , sostiene que «para que la vejez no sea una parodia ridícula de nuestra existencia anterior no hay más que una solución y es seguir persiguiendo fines que den un sentido a nuestra vida: dedicación a individuos, colectividades, causas, trabajo social o político, intelectual, creador».

A lo que nuestro querido Pichon Riviere lo resumió en un..."cuando se tiene un proyecto, se patea la muerte hacia adelante...".

Claudia Alderete, Ps.Soc.




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Artículo revisado: EDITORIAL, "prejuicios y tercera edad (2da. parte): Clasificación: 5 Revisado por: Cadena Noticia Sur