Una relación de pura dependencia.
Las redes sociales se plagan de apoyadores y detractores, los únicos argumentos que pueden leerse pasan por la herencia recibida y la vagancia reclamante.
Pocas, muy pocas reflexiones que permitan ver la real realidad y muchos buenos deseos de que nos vaya mejor.
Lo cierto es que el porcentaje de pobres crecientes y desamparados no permite ser muy optimistas y mucho menos cuando aparecen sectores de clase media apretando cinturones y evitando gastos "superfluos".
Cada área de gobierno muestra que el segundo semestre podrá ser en algún futuro, pero difícilmente en este 2016 podamos tener un piso para la caída real de economías y situaciones sociales.
El porcentaje del despedido da 100%, el muerto por una salidera da el 100%, la desesperación del enfermo sin insumos ni atención da 100%, y así podemos seguir por el damero de situaciones por la que atraviesan más del 40% de los argentinos.
Los mensajes de amor, paz y felicidad, inaugurados por Scioli y seguidos por Macri, empiezan a rebotar contra la angustia y la intolerancia social.
Los curas en contacto con los más necesitados hablan de "fragilidad" y los muchachos de Cambiemos (Pro, UCR, PJ y Varios) escudados en la herencia justifican tarifasos, despidos, caída en el comercio interno, sosobra en los empleados, etc, culpando al relato kirchnerista por el estado calamitoso de las cuentas públicas y "privadas".
"La ilusión es lo último que se pierde".
Aferrados a la tablita en medio del océano, tratamos de respirar y soñar que la próxima ola pasará por al lado, no nos tocará, lo lamentamos por el otro.
"Algo abran hecho" me decía un señor durante la represión de la dictadura militar, "mientras no te toque a vos, da gracias" completaba y Bertold Brecht sufría porque no era comprendido, Hannah Arendt se desgañitaba hablando de los fascismos y sus diferentes formas, Roberto Arlt sangraba en sus cuentos y novelas y los "niños del siglo" no podían creer en el "Mundo Feliz" de Huxley y Discepolín ponía su biblia junto al calefón .
Otra ola, cerramos los ojos y nos sorprendemos de seguir respirando, claro, mientras exista un kirchnerista Macri tendrá razón.
Poco debate serio, mucha catarsis y ... otra ola, glupppp !!!.



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