Gustavo Casali, padre de dos adolescentes, realizó una inusual defensa para evitar que agredan físicamente a la menor de ellas, a la que tuvo que cambiar de colegio porque ya no quería volver a clases.
Cuando se enteró que un numeroso grupo de jóvenes quería pegarle a su hija de 14 años, el hombre realizó una denuncia policial y, además, concurrió al Concejo Deliberante de Quilmes para pedir que se tomen medidas en el asunto.
Es que, a través de Twitter varios usuarios convocaban a linchar a la joven, luego de que ella saliera a desmentir rumores contra su hermana y cargara contra quienes la atacaban.
A partir de ese momento, comenzó una campaña de hostigamiento con amenazas por la red social, que llegó a su punto máximo cuando se publicó un violento mensaje en una pantalla del boliche quilmeño INK, al que asistía.
"Con frecuencia nos enteramos que matan a pibes o terminan internados por las peleas en el colegio. Por eso no lo dudé y fui a la Comisaría 9ª de Quilmes y al Concejo Deliberante, para contar lo que estaba pasando", expresó al suplemento El Quilmeño del Diario Popular, Casali.
Debido a las casi nulas respuestas que recibió, tomó la decisión de sacar a su hija del colegio Molino de los Cedros.
"Tiene miedo de volver, no quiere ir más allí", expresó.
"La mayor está en el último año y no quiere perder a sus amigos ni el viaje de egresados. Con ella aún no decidí qué hacer", agregó.
Para Gustavo Casali, lo que ocurrió en el boliche INK de Quilmes fue "una irresponsabilidad enorme por parte de los administradores del local", ya que permitieron publicar una amenaza implícita contra su hija.
Según explicó, su hija quería asistir al local nocturno pero, a raíz de lo que sucedía, él decidió que no concurriera.


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