Un joven de 22 años que estaba aislado en una celda de castigo de la Unidad Penitenciaria 15 de Batán falleció a raíz de las graves quemaduras que sufrió cuando reclamaba que lo sacaran de allí.
Según el Comité Contra la Tortura de la Provincia de Buenos Aires, el organismo de control de los lugares de encierro, Walter Adrián Cayuman Atairo reclamó todo el día por el cese de una situación injusta que sufría encerrado en el pabellón de castigo.
Sin embargo, los funcionarios penitenciarios desoyeron sus reclamos. Desesperado por ser atendido y luego de gritar toda la mañana, Walter comenzó a prender fuego en su celda, como forma de llamar más la atención al personal estatal que lo tenía a cargo. Pero siguieron ignorando su urgencia: los funcionarios públicos dejaron pasar tanto tiempo que cuando lo sacaron, las quemaduras en el cuerpo de Adrián ya fueran mortales.
Por el caso de la muerte de Adrián Cayuman en Batán, el Comité Contra la Tortura (CCT) se hizo presente en la Fiscalía y en la unidad una semana después del hecho. Los testimonios relevados en el pabellón coinciden en que Adrián había sido acusado por el personal penitenciario de quemar a un encargado con aceite caliente dos días antes. Luego fue sancionado y encerrado en el Pabellón 3.
La situación de Adrián en el pabellón se tornó insostenible y él fue incrementando el tono de sus reclamos hasta llegar, en su desesperación, al fuego para ser atendido por el personal penitenciario.
Los testimonios también coinciden en que pasó media hora de incendio en la celda hasta que los penitenciarios se decidieran a intervenir. Varios entrevistados con visión directa a los hechos relatan que cuando los agentes finalmente se dispusieron a abrir la puerta de la celda estaba demasiado caliente, por lo que salieron del pabellón sin abrir la celda y demoraron otros cuantos minutos en volver.
Cuando volvieron, lo que hicieron fue accionar el matafuego desde afuera hacia adentro sobre un acolchado en llamas que colgaba sobre la puerta de la celda. Cayuman murió dos días después en el hospital, a los 22 años.
Además de la muerte de Cayuman, varios hechos alarmantes sucedieron en ese pabellón: una persona prendió fuego una celda del fondo pocos días antes, y a mediados de noviembre se ahorcó otro joven en la celda 16, ocasión en la que, igual que en el caso anterior, el personal penitenciario demoró demasiado en acudir a salvar esa vida.
En el informe anual que el organismo elabora desde el año 2005 ya señalaban que “Batán obtuvo en los primeros meses del 2004 el curioso récord de muertes dentro del penal: suicidios, peleas entre presos, autolesiones. La sucesión llevó a los fiscales y jueces a investigar tamaña coincidencia y surgió entonces el otro engranaje del sistema: amenazas,torturas y persecución a los testigos”. Pasaron 10 años de ese primer informe y la escena es la misma.

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