Ocurrió en Grand Bourg. Una patota golpeó al joven y le provocó múltiples fracturas,
lo ató a camioneta para arrastrarlo y finalmente lo arrojó a un zanjón.
Un adolescente de 18 años falleció por la gravedad de las heridas que sufrió tras ser atacado salvajemente por una patota, compuesta por nueve agresores, en un dramático episodio registrado en la localidad bonaerense de Grand Bourg.
Los familiares de la víctima revelaron que al muchacho también lo ataron a una camioneta para arrastrarlo, para finalmente tirarlo agonizante en una zanja.
"Estábamos durmiendo, el miércoles a la madrugada, cuando un primo vino a casa gritando que habían atacado a mi hermano. Salimos corriendo a buscarlo, y lo encontramos a unas cinco cuadras.
Estaba tirado en una zanja, casi desnudo, mojado y todo golpeado. Cuando lo vi ahí no lo podía creer. Estaba irreconocible", dijo Sergio, hermano del chico fallecido, en declaraciones periodísticas.
El familiar explicó: "Había salido de mi casa para visitar a su novia, y en el camino se cruzó con un primo y un amigo, con quienes se quedó hablando un rato, cuando de pronto llegaron nueve personas de una patota del barrio, que vienen haciendo desastres".
"Los otros pibes lograron escapar, porque estaban en bicicletas. Pero mi hermano quedó en medio de la patota. Lo que pudimos averiguar es que le pegaron de todas las maneras posibles.
Tenía fracturas en todo el cuerpo, principalmente en el tórax y el cráneo. Cuando lo encontramos no hablaba, y apenas respiraba. Pero se ahogaba con su propia sangre", dijo Sergio.
De acuerdo al relato del hecho, una vez que encontraron al joven gravemente herido, sus familiares observaron que a una cuadra pasaba una camioneta policial. "Los llamamos.
Los efectivos no estaban al tanto del ataque. Primero nos dijeron que no podían llevarlo en el móvil, pero finalmente accedieron a trasladarlo hasta el hospital. Mi hermano agonizaba", comentó el muchacho.
"Llegó muy grave, le hicieron una tomografía. Durante dos horas no tenía señales de vida. Los médicos nos dijeron que podían operarlo.
Estábamos en eso cuando dejó de respirar. Mis padres entraron para firmar el acta, pero él movió la mano. El cerebro aguantaba. Como los golpes fueron muchos en la cabeza el cerebro se hinchó y ya no tenía espacio. Por eso lo operaron. Pero no aguantó y murió", explicó el hermano.
"Tenía golpes por todos lados. En el pecho se notaba que le habían pegado con mucha violencia. Tenía costilllas rotas. Estaba totalmente irreconocible.
Cuando lo interceptaron iba camino a la casa de su novia. Nos dijeron que lo atacaron entre nueve personas. Le pegaron piñas y patadas, y lo arrastraron con una camioneta.
Después lo metieron en una zanja, desnudo y con la remera rota. Tratamos de cuidarlo y darle calor", describió el hermano.
Asimismo, contó que "la persona que iba en el auto tenía una escopeta, y en un momento se bajó del vehículo y dijo que lo iba a terminar de matar, pero un vecino gritó y se fueron".
"Necesitamos testigos, que no tengan miedo y puedan contar lo que vieron. No puede quedar impune algo así.
Hace un par de semanas ocurrió un hecho parecido con tres víctimas golpeadas por la misma banda.
El barrio se llenó de droga, de narcotraficantes. Mi hermano no le hacía mal a nadie, trabajaba en la construcción con mi padre. Era la mano derecha de mi viejo", cerró Sergio.
Un adolescente de 18 años falleció por la gravedad de las heridas que sufrió tras ser atacado salvajemente por una patota, compuesta por nueve agresores, en un dramático episodio registrado en la localidad bonaerense de Grand Bourg.
Los familiares de la víctima revelaron que al muchacho también lo ataron a una camioneta para arrastrarlo, para finalmente tirarlo agonizante en una zanja.
"Estábamos durmiendo, el miércoles a la madrugada, cuando un primo vino a casa gritando que habían atacado a mi hermano. Salimos corriendo a buscarlo, y lo encontramos a unas cinco cuadras.
Estaba tirado en una zanja, casi desnudo, mojado y todo golpeado. Cuando lo vi ahí no lo podía creer. Estaba irreconocible", dijo Sergio, hermano del chico fallecido, en declaraciones periodísticas.
El familiar explicó: "Había salido de mi casa para visitar a su novia, y en el camino se cruzó con un primo y un amigo, con quienes se quedó hablando un rato, cuando de pronto llegaron nueve personas de una patota del barrio, que vienen haciendo desastres".
"Los otros pibes lograron escapar, porque estaban en bicicletas. Pero mi hermano quedó en medio de la patota. Lo que pudimos averiguar es que le pegaron de todas las maneras posibles.
Tenía fracturas en todo el cuerpo, principalmente en el tórax y el cráneo. Cuando lo encontramos no hablaba, y apenas respiraba. Pero se ahogaba con su propia sangre", dijo Sergio.
De acuerdo al relato del hecho, una vez que encontraron al joven gravemente herido, sus familiares observaron que a una cuadra pasaba una camioneta policial. "Los llamamos.
Los efectivos no estaban al tanto del ataque. Primero nos dijeron que no podían llevarlo en el móvil, pero finalmente accedieron a trasladarlo hasta el hospital. Mi hermano agonizaba", comentó el muchacho.
"Llegó muy grave, le hicieron una tomografía. Durante dos horas no tenía señales de vida. Los médicos nos dijeron que podían operarlo.
Estábamos en eso cuando dejó de respirar. Mis padres entraron para firmar el acta, pero él movió la mano. El cerebro aguantaba. Como los golpes fueron muchos en la cabeza el cerebro se hinchó y ya no tenía espacio. Por eso lo operaron. Pero no aguantó y murió", explicó el hermano.
"Tenía golpes por todos lados. En el pecho se notaba que le habían pegado con mucha violencia. Tenía costilllas rotas. Estaba totalmente irreconocible.
Cuando lo interceptaron iba camino a la casa de su novia. Nos dijeron que lo atacaron entre nueve personas. Le pegaron piñas y patadas, y lo arrastraron con una camioneta.
Después lo metieron en una zanja, desnudo y con la remera rota. Tratamos de cuidarlo y darle calor", describió el hermano.
Asimismo, contó que "la persona que iba en el auto tenía una escopeta, y en un momento se bajó del vehículo y dijo que lo iba a terminar de matar, pero un vecino gritó y se fueron".
"Necesitamos testigos, que no tengan miedo y puedan contar lo que vieron. No puede quedar impune algo así.
Hace un par de semanas ocurrió un hecho parecido con tres víctimas golpeadas por la misma banda.
El barrio se llenó de droga, de narcotraficantes. Mi hermano no le hacía mal a nadie, trabajaba en la construcción con mi padre. Era la mano derecha de mi viejo", cerró Sergio.
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