"Relatos salvajes", el fenómeno que pinta como somos los argentinos:
La película de Szifron se convierte en récord mientras dispara opiniones
encontradas sobre la violencia reflejada en las historias.
Seis historias de pura pasión violenta, que pinta de cuerpo y alma como somos los argentinos. “Los fenómenos no se explican” suele decirse a menudo. Y tras el primer impacto
del éxito de taquilla de “Relatos salvajes” se hechó a rodar el debate. Ahora bien, ¿qué tiene “Relatos salvajes” para convertirse en la película que la
gente quiere ver?. Es que las seis historias están atravesadas por la
violencia, sea de las instituciones, familiar, de clases, de vínculos, de
pareja. Se puede rotular como violencia social o cotidiana, es decir, lo mismo
que genera repudio en el día a día aparece, en un primer análisis, como la
principal atracción para llenar las salas. Cada historia de la película de Szifron, de alta calidad técnica y cuidadas
interpretaciones, gira por la delgada línea identificada con la pérdida del
control. Desde el enemigo común de todos los pasajeros de un avión a la mujer
que es la mano ejecutora de la venganza de su amiga, pasando por la lucha de
clases metaforizada en una mera discusión de tránsito en una ruta, hasta el
encubrimiento de un crimen en una clara ostentación de poder de una familia
adinerada. En extremos de humor negro, también toca esa veta salvaje el cuento
del ingeniero especializado en explosivos que se hartó de la burocracia
institucional y la bizarra fiesta de casamiento donde la hipocresía y la
infidelidad se hacen el amor y transpiran sangre. En fin, la película es una venganza de todos nosotros !!! quién no se quiso vengar de alguien? alguna vez.
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