728x90 AdSpace

LO ÚLTIMO
domingo, 13 de noviembre de 2016

La quita de aranceles no provoca "desempleo":


El gobierno proyecta eliminar los aranceles de importación a las computadoras y a otros productos electrónicos. Se trata de una medida cuyo efecto sería una sustancial baja de precios (algunos hablan de hasta un 50 %) pero que comprometería la supervivencia de la industria nacional dedicada a ensamblar esos mismos productos. Precisamente porque tiene ese doble efecto simultáneo (beneficia a algunos pero perjudica a otros) se trata de una iniciativa polémica. Aquellos a quienes los beneficiaría la apoyan y quienes resultarían perjudicados la rechazan. Dada esta controversia ¿quién tiene razón y por qué motivo?. 

Para poder responder satisfactoriamente a estas preguntas es necesario aplicar el razonamiento económico.

La razón de ser de los procesos económicos es proporcionar satisfacción a los consumidores. Esto es evidente: no se producen bienes y servicios como un fin en sí mismo, sino como un medio para cubrir las demandas de bienes materiales de los individuos que requieren esas mercaderías. Este concepto general es aplicable al caso particular de las computadoras y demás productos electrónicos. 

Por lo tanto, si el propósito de la producción es satisfacer a los consumidores y la apertura de la importación implica que los consumidores comprarán más barato, no debería haber mucho más para discutir: es correcto eliminar los aranceles que encarecen los productos importados.

Pero este análisis, sin embargo, enfrenta la oposición de los empresarios que se benefician de los aranceles vigentes, y de los trabajadores (un número indefinido; hay quienes hablan de 1.000 personas y otros estiran la cifra hasta 10.000) de esas industrias protegidas. La discusión, entonces, es qué intereses priorizar: ¿los de los consumidores o los de los trabajadores y los empresarios? Esa es la esencia de las negociaciones que están teniendo lugar por estos días, en relación a este tema, entre el gobierno, los sindicatos y las cámaras empresariales involucradas.

Resulta obvio que tanto los empresarios como los representantes gremiales no están defendiendo el interés de los consumidores en general, sino sus propios intereses sectoriales. El argumento que emplean es que la apertura de las importaciones “pone en riesgo las fuentes de trabajo”. De ese modo, tocan las fibras emocionales de mucha gente y generan una fuerte presión para que no se adopte la medida de eliminar los aranceles. 

¿Quién no se conduele ante la posibilidad de que los trabajadores pierdan su empleo?.

Sucede, sin embargo, que esos empleos están sustentados en que todo el resto de la población esté obligada a pagar precios exorbitantes por las computadoras, los celulares y demás productos electrónicos. Entonces, la legitimidad del reclamo de que “no se comprometan las fuentes de trabajo” pasa a quedar cuestionada. Porque si, para que algunos tengan trabajo (y ciertos empresarios, de paso, ganen fortunas) es necesario que todos los demás nos perjudiquemos, la conveniencia de preservar esas fuentes de trabajo empieza a ser muy discutible… 


Pero el tema tiene otra arista, a la cual es necesario tener en consideración. En economía se llama “costo de oportunidad” y se refiere a lo que se pierde cuando ciertos recursos se emplean de una manera determinada y no de otra… Concretamente: si la gente gasta dinero de más en computadoras y celulares (que son más caros que esos mismos productos importados) ese dinero que se gasta de más no se puede gastar en algún otro artículo. Por lo tanto, la demanda de ese otro producto sufrirá una merma. 

Y esa merma en la demanda también repercute negativamente sobre el nivel de empleo… Por lo tanto, es falso que si se quitan los aranceles a los productos electrónicos importados se perderán fuentes de trabajo. Porque los empleos que se puedan perder en el ensamblado de productos electrónicos se compensarán con el mayor consumo de otros artículos (que será posible porque la gente gastará menos en computadoras y tendrá más dinero en el bolsillo) y ese incremento en el consumo de otras mercaderías también incentivará la creación de fuentes de trabajo, que ahora no existen porque esos bienes no tienen suficiente demanda, ya que la gente debe utilizar su dinero para comprar computadoras y celulares a precios exorbitantes.

En definitiva, si se eliminan los aranceles a los productos electrónicos importados, seguramente se perderán algunos puestos de trabajo en la industria del ensamblado local, pero se generarán condiciones para que haya más demanda de otros bienes y para que los costos de las inversiones sean menores, de modo que los puestos de trabajo que se pierdan por un lado, se compensarán ampliamente con el crecimiento de otras actividades.

Este razonamiento ratifica, una vez más, que si se utiliza como criterio de análisis la búsqueda del beneficio de los consumidores, el proceso económico siempre se orienta por la senda del progreso y el bienestar. En este caso, la eliminación de los aranceles beneficiará a los consumidores porque reducirá los precios de los productos electrónicos y no habrá pérdida de puestos de trabajo porque aparecerán oportunidades que actualmente resultan impracticables. 

Los únicos que saldrán verdaderamente perdiendo son los empresarios prebendarios, que hacen negocios a la sombra de los privilegios concedidos por el estado, sin verse obligados a competir en el mercado, y en perjuicio de los consumidores. Pero si a esos empresarios les va mal, es un síntoma de que se trata de una decisión acertada.

Fuente: Alejandro N. Sala, periodista y economista.



  • Comentarios del Sitio
  • Comentarios de Facebook
Artículo revisado: La quita de aranceles no provoca "desempleo": Clasificación: 5 Revisado por: Cadena Noticia Sur